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Análisis

La izquierda afila los cuchillos en Xàtiva

La guerra abierta entre los actores que sellaron el Pacte de Sant Domènec en Xàtiva se recrudece conforme avanza la campaña

Suñer, Cerdà y Lorente, tras sellar el pacto de gobierno en 2015. p. iborra

El binomio clásico formado por dos bloques claramente diferenciados con posiciones ideológicas antagónicas ha dejado de ser una fórmula válida para entender lo que está en juego en las elecciones municipales de Xàtiva. Como si de un exorcismo se tratara, la campaña electoral ha sacado a la luz todos los demonios del Pacte de Sant Domènec, mientras los socios que han compartido gobierno desde 2015 se esfuerzan en ensanchar su distancias y diferencias, una vez consumado el divorcio. Por primera vez en 20 años, Alfonso Rus no es el enemigo a batir, las opciones de gobernar de la derecha se perciben reducidas y las cuatro fuerzas ubicadas en el espectro del centroizquierda están inmersas en una guerra sin cuartel por la alcaldía y las posibles alianzas que se recrudece conforme se aproxima la cita con las urnas, como si ya no estuvieran condenadas a entenderse tras el 26M. Un ambiente de crispación que abona el terreno a la incertidumbre postelectoral.

Las pullas inocentes han dado paso a los reproches personales. Entre las filas socialistas triunfa un vídeo del debate del CCX en el que el alcalde y candidato Roger Cerdà espeta a su contrincante Miquel Lorente, de Xàtiva Unida, que la vara de mando ha dejado de ser para él una aspiración para convertirse en una obsesión. En el colectivo de Xàtiva Unida, en cambio, se jalea la intervención en la que Lorente responde que su obsesión es «la sinceridad y el trabajo» y reduce la gestión de Cerdà «a la Fira y la fiesta».

Aunque de forma más velada, el socialista también ha cargado contra la segunda fuerza en el ayuntamiento por «proyectar castillos en el aire» y lanzar «propuestas imposibles», a tiempo que ha llamado a formar «un gobierno fuerte, con una única voz» del PSPV. Más crudo se muestra Lorente en un video-entrevista personal en el que equipara a Cerdà con Rus vinculando a ambos a la «vieja política». «Se parecen en que no son románticos: entienden la política sin el sentimiento necesario que implica trabajar para los demás», sostiene. El candidato de Compromís, Ferran Minguet, protagoniza otro video en clave jocosa que ha levantado polvareda en los últimos días: «No os equivoquéis: estos no son Compromís. Compromís soy yo, votadme a mí», indica a cámara el alcaldable ante un tablón con carteles de Plataforma per Xàtiva, la escisión valencianista impulsada por las ediles Empar Penadés y Cristina Suñer. Minguet también se pasea por delante de los carteles del PSPV y Xàtiva Unida para pedir que no se vote a sus candidatos, aunque admite que Lorente le «gusta más» que Cerdà. Por alusiones, desde plataforma han ironizado sobre su «verbo fluido y la capacidad de oratoria». Minguet ha respondido a las críticas con otra grabación en la que se queja de que el vídeo humorístico „que ya tiene su parodia„ haya tenido más repercusión que su denuncia sobre la pérdida de 300.000 euros en fondos brindados por la conselleria al consistorio para ayudas sociales, una acusación que el PSPV ha negado.

Cruce de reproches

Per Xàtiva ha arremetido contra el PSPV por lanzar dos anuncios electorales vinculados a las áreas que gestionaba Cristina Suñer hasta que dejó el gobierno: el pago de los primeros expedientes de las ayudas ARRU, bloqueado por el retraso de la conselleria, y la reforma del consultorio de la Seu. La plataforma sostiene que el área de Hacienda se negaba a avanzar los importes del ARRU «hasta que ha llegado la campaña». Los socialistas ven injustas las acusaciones y las atribuyen a la necesidad de Per Xàtiva de hacerse notar en campaña, a tiempo que defienden su gestión y el desbloqueo de los pagos atrasados antes de acabar el mandato.

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