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Teatro

El festival de la Llosa alza el telón de nuevo

El próximo miércoles arranca la 26ª edición de la Mostra de Teatre de la localidad con once representaciones en dos meses

El festival de la Llosa alza el telón de nuevo

¿Cómo un festival de teatro amateur de una población pequeña puede aguantar, ininterrumpidamente, más de veinticinco años de citas anuales? Sobre todo, y aunque suene a tópico, por el público. Pepe Amat, el presidente de la agrupación local Gaudium Teatre que organiza la Mostra de Teatre de la Llosa de Ranes, asegura que es el entusiasmo de los asistentes, que llenan el Centre Cívic de la localidad para ver cada una de las obras, la base sobre la que se sustentan las 25 ediciones celebradas hasta la fecha de este festival escénico, que se ha convertido en «una de las referencias más destacadas de la Llosa», según reconoce el mismo alcalde de la localidad, Evarist Aznar. La próxima cita, la número 26, empezará el próximo miércoles, en la fiesta del 9 d'Octubre, con la representación de La soledad de la náufraga.

Para ilustrar el tirón de la Mostra, Amat echa mano de una anécdota con la agrupación Arrabal Teatro, de Requena. Se trata de un colectivo muy grande, con alrededor de 400 socios, que ha llegado a actuar en festivales de teatro de más allá de nuestras fronteras. «Me encontré con su director en la asamblea de la Federación de Teatro Amateur, y me comentó que ya hacía tiempo que no venían, que a ver cuándo los volvíamos a invitar. Le expliqué que su caché era complicado de ajustarlo al presupuesto que tenemos, pero insistió. A los actores, dijo, no les importaría rebajarlo: querían volver al escenario de la Llosa», contaba ayer. Así que serán los requenenses quienes abran la XXVI Mostra de Teatre.

El encuentro comenzó en el año 1993, por iniciativa de Gaudium Teatre. En principio nació como un certamen, pero la concurrencia de compañías profesionales desvirtuaba el espíritu del encuentro, por lo que decidieron convertirlo en la Mostra que es ahora. La querencia de actores y actrices por actuar en la Llosa no es solo cosa de Requena: «Puede que en las últimas ediciones, organizar toda la Mostra nos esté costando menos de la mitad de lo que teníamos que abonar cuando empezamos. Las agrupaciones de teatro quieren venir, incluso aunque el viaje les acabe costando dinero», se explaya Amat. Hay colas para actuar en la Mostra de la Llosa, lo que ha permitido a la organización ir ampliando el programa. En su XXVI edición, tras la obra de apertura el día 9, se ofrecerá una función cada domingo y algunos festivos hasta el 15 de diciembre, cuando la propia Gaudium cierre el festival con la comedia El ginecòleg. En principio el festival acababa el domingo anterior, el día 8, pero la convocatoria de elecciones generales para el 10 de noviembre ha obligado a reorganizar la agenda debido a que el Centre Cívic, sede de las representaciones, es también un colegio electoral de la Llosa de Ranes.

Gran arraigo en el pueblo

A pesar de contratiempos de última hora como éste, Amat asegura que resulta relativamente «sencillo» montar toda la Mostra de Teatre. «Te diría que en febrero ya podemos tener cerrada toda la programación», lanza. Así, Gaudim Teatre puede contar con la agenda liberada para ensayar la obra con la que actúa cada año, que supone normalmente, como en esta ocasión, el cierre el festival. A Amat le cuesta quedarse con alguna de las 26 obras distintas con las que han deleitado a sus vecinos, ya que todas se preparan «con la misma ilusión», explica. Al final, remarca el sainete Jutjat de pau, que estrenaron en esta Mostra «y la gente todavía pide, a pesar de que se ha representado más de 60 veces», añade. Gaudium, un grupo con 39 años de vida, cuenta con alrededor de 20 miembros. Pero muchos más vecinos de la localidad se implican entre bastidores, muy unidos a lo que la Mostra de Teatre significa para el pueblo.

Las citas teatrales empezarán la semana que viene. Un día de cada siete que al alcalde del municipio le retrotrae a las viejas tardes de cine de barrio, cuando la sala municipal era el centro de la vida social. En una época en que el entretenimiento audiovisual está al alcance del móvil de cualquiera, el escenario del Centre Cívic hace de cada otoño un viaje en el tiempo. «Ves a los abuelos con sus nietos; parejas, matrimonios... Con el mismo comboi con el que antes se acudía al cine», remata Aznar.

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