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Un gran día en compañía de la penya La Torreta de Ontinyent

M i amigo Paco Ortiz y yo llevábamos varias semanas con los preparativos, pero hasta hace unos días no sabíamos la fecha exacta del partido. Cuando nos los confirmaron cerramos la reserva en el restaurante Les Eres y la visita a la Cooperativa La Viña.

En primer lugar, agradecer a todos los responsables de la bodega y en especial a José Fita, presidente de La Viña, y a Mireia, encargada de enoturismo, que pese a tener un trancazo monumental y trabajar la noche anterior tuvieron la amabilidad de abrir para nosotros la bodega en domingo. A las 12.30 en punto llegaba el autobús con aficionados del Ontinyent que pertenecen a la peña La Torreta.

Mireia fue la encargada de acompañarnos durante la visita a la bodega. Quienes no la conocían con anterioridad quedaron fascinados por unas instalaciones que nada tienen que envidiar a las bodegas de Rioja o Ribera del Duero. Tampoco sus vinos. Visitamos la sala de barricas y la sección que alberga los depósitos de fermentación. Fuera hay un par de ellos con capacidad para 500.000 litros. La embotelladora, al ser domingo y estar parada, la dejamos para otro día. En la sala de barricas, Mireia hizo una cata para los asistentes. Previamente pusieron un pequeño vídeo que resume las distintas estaciones y de cómo va evolucionando la vid hasta su entada en bodega. Se cataron dos vinos, uno blanco y otro tinto. El blanco me sorprendió gratamente, pues no soy bebedor de blanco. He de decir que no dejé ni gota en la copa. Era un blanco de las variedades verdil y merseguera. El Enhebro, que así se llama, es un vino fresco; muy afrutado y que entra muy bien. El segundo vino fue Venta del Puerto 18. Palabras mayores. Elaborado con merlot, syrah, cabernet y tempranillo. Es potente, estructurado. Requiere abrirlo un poco antes para que se vaya oxigenando. Aunque su hermano menor, Venta del Puerto 12, se lleva todos los elogios, el 18 no tiene nada que envidiarle. Un vinazo como todos los que elabora La Viña.

Con el tiempo justo llegábamos al restaurante Les Eres. A las 16.30 comenzaba el partido y Paco ya empezaba a impacientarse. A penas teníamos poco más de una hora para comer y éramos cincuenta personas. En lugar de menú, nos decantamos por tres primeros y varios segundos para agilizar la comida y no llegar tarde al partido.

Juan José, que me acompañó y es igual de sibarita que yo, quedó impresionado con los gazpachos y el bacalao a la plancha que sirvieron. Yo también. He de decir que de los mejores que he probado. De postre, una pequeña degustación. Todos caseros: tarta de queso, mouse de turrón y tarta de chocolate. Con el estomago lleno, el autobús estaba esperando en la puerta para llevarnos al campo.

El partido acababa de comenzar. Como colofón a esta inolvidable jornada con la penya La Torreta de Ontinyent, los del Clariano ganaron por dos goles a cero y siguen líderes y con muchas posibilidades de ascender. La afición y el equipo lo merecen. Cuando las jugadoras del equipo femenino del Alzira que se enfrentaban a La Font pisaron el campo fueron recibidas con aplausos por parte de la afición del Ontinyent. Deportividad y civismo.

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