Llega el ecuador de la legislatura y, con ello, los cambios de gobierno en los municipios en los que la igualdad en los resultados de los comicios de 2019 obligaron a los partidos a acordar pactos con alcaldías rotatorias. En el mapa político del territorio de la Costera, la Canal de Navarrés y la Vall d’Albaida, tan solo en dos ayuntamientos se formalizaron este tipo de acuerdos: l’Alcúdia de Crespins y Montesa. Sus alcaldes, Robert Granero (PSPV-PSOE) y Analía Juan (Compromís), encaran sus últimos meses en posesión de la vara de mando antes de dar el relevo a sus socios de gobierno, Pep Garrigós (Compromís) y José Barberà (PSPV-PSOE).
Ambos municipios presentan un relato de hechos similar. Tanto en el ayuntamiento de l’Alcúdia de Crespins como en el de Montesa, el pacto para el relevo en la alcaldía no supone ningún cambio en la configuración de los gobiernos locales. La totalidad de los concejales de los dos ayuntamientos mantendrán todas sus delegaciones hasta el final de la legislatura, un punto incluido en ambos pactos «para dar continuidad a lo largo de los cuatro años», sintetizaba Analía Juan. También en ambos casos, el acuerdo de alcaldía llegó tras unas negociaciones que se alargaron más de lo deseado, prácticamente hasta la sesión de investidura, pese a que ya habían formado gobierno de 2015 a 2019. La experiencia posterior, no obstante, ha sido positiva, sostienen los dos munícipes. «Somos un equipo, no diferenciamos que un compañero sea del PSOE o de Compromís. Remamos en la misma dirección», esgrimía Granero. «Hemos trabajado ya juntos, nos conocemos, y no ha habido ningún problema», indicaba Juan, por su parte.
En el balance de sus dos años y medio al frente de sus respectivos ayuntamientos, tanto Granero como Juan no pueden evitar referir el estallido de la pandemia, que trastocó por completo el plan de gobierno que tenían previsto desarrollar. «Nos hemos enfrentado a unas circunstancias que, cuando empezamos, no podíamos ni imaginarnos. Intentamos establecer unas prioridades, con las personas en el centro, y trabajar en base a ello. Hemos aumentado las dotaciones económicas y de personal en servicios sociales e intensificado la colaboración con los bancos de alimentos, los servicios de material sanitario, la coordinación con el centro de salud...», recordaba el alcalde de l’Alcúdia de Crespins. En Montesa, Analía Juan, además de la cobertura de la asistencia básica, reseñaba la importancia de «mantener una comunicación continua con la ciudadanía» y de procurar la continuidad de otro tipo de servicios como la actividad cultural, la Escola d’Estiu o la piscina municipal. «Hemos tratado de que se respirase cierta normalidad, dentro de lo que cabe», en palabras de Juan.
Obras pendientes
De cara a los últimos meses de mandato —el gobierno de l’Alcúdia de Crespins tiene acordado el traspaso de la vara de alcaldía el 15 de enero, y el de Montesa prevé acordarlo para mediados de diciembre—, ambos munícipes se marcan como objetivo la puesta en marcha de varias inversiones procedentes de las administraciones superiores, de cuantías relevantes y que supondrán actuaciones de obra en los respectivos cascos urbanos. «Tenemos trabajo atrasado a causa de la pandemia que habrá de encauzarse hasta el final de año. Con el Plan de Inversiones de Diputació, que prevé 600.000 € para l’Alcúdia, se acometerá una primera reforma de la Casa de la Cultura con 125.000 € y la renovación del alumbrado, por otros 110.000 €. También contamos reurbanizaciones de calles con ayudas de la Generalitat y otras inversiones más pequeñas, de fondos propios», resumía Roberto Granero. En Montesa el Plan de Inversiones prevé ejecutar obras por valor de 380.000 €, unas actuaciones que el consistorio prevé licitar en las próximas semanas.
