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Biblioteca de familias

El último Ridocci de Xàtiva

EL ÚLTIMO RIDOCCI DE XÀTIVa

El fallecimiento del abogado setabense José Gutierrez Ridocci el pasado verano, nos lleva a escribir sobre el profundo arraigo genealógico de un setabense que desciende de las grandes sagas jurídicas locales por la línea Gutiérrez-Gozalbo, de la que afortunadamente habrá continuidad, pero no por el apellido materno, de la que fue él, el último representante. A pesar de ello, la saga Ridocci seguirá perpetuándose en otros rincones de la geografía española, pero no en Xàtiva, aunque siempre será la capital de la Costera, referente de un apellido cuya historia siempre tendrá página abierta en nuestra biblioteca de familias.

Podríamos decir que toda su saga vino a terminar sus días en la plaza de la Bassa, también conocida como de Emilio Castelar en épocas pasadas. José Gutiérrez nació en 1935. Sus padres fueron Jose Gutiérrez Gozalbo y Encarnación Ridocci Perales. Vivió la infancia de la guerra y posguerra rodeado de familiares, los último Ridocci y Gozalbo, que fueron a la vez familiares y vecinos. De los tíos, Gloria Ridocci, esposa de Rafael, el propietario del Gran Café Navarro y del kiosko Royalty, de los comerciantes Francisco y Rafael Ridocci Pastor, o por los Gozalbo, de su primo Luís Gozalbo Jornet, cuyo padre Luís Gozalbo Gordó, fue por aquel tiempo el empresario gestor del Gran Teatro de Xàtiva y del Salón Setabense. Fue el primero fundador de la Fundación Gosalbo Marqués, que recientemente realizó una importante donación al Asilo de ancianos.

La tradición letrada de los Gutiérrez se inició a mediados del siglo XVIII como escribanos reales en Ubeda. Tomás Gutiérrez Ráez, magistrado que ejerció en los juzgados de Sueca, Pego, Dénia, Xàtiva y Mula, en aquellos tiempos en que Xàtiva aspiraba a tener una Audiencia de lo Criminal, que centralizase la actividad de los partidos judiciales de Albaida, Alberique, Alcira, Ayora, Enguera, Gandia y Ontinyent. Un sueño, que como el de la capital se consiguió, pero fue bastante efímero, y que ahora se intenta recuperar con la adquisición de Santa Clara, para que Xàtiva vuelva a tener un palacio de justicia como lo tuvo temporalmente en el convento de Sant Agustí, para agrupar en un mismo espacio la Audiencia de lo Criminal, el Jugado de Primera Instancia y el Municipal.

Unos años en que los magistrados solían ser a la vez gestores de lo público. Una vez perdidos a los Guiteras, Riu, Bernardini, Maravall, Sastre, Castro, miembros del partido liberal o conservador, diputados, alcaldes, concejales, y también juristas, se continuó con la figura de José Gutiérrez Gozalbo, letrado y concejal al final de la dictadura de Primo de Rivera, en aquellos tiempos en que sólo existía un partido en España, la Unión Patriótica. Ejerció en el cargo bajo la alcaldía de Fernando Bernabé, allá por el año de 1927, y tuvo como compañeros entre otros, a Francisco Diego, Haroldo Montenegro, Salvador Gozalbo, José Reig o Francisco Bolinches. Aquella vocación de servicio público, y de orden, le llevó a retomar la tradición paterna en tiempos de la Transición, y José Gutiérrez Ridocci, prosiguió la tradición jurídica iniciada por las anteriores generaciones, y también del activismo político en pro de la ciudad de Xàtiva. Hijo de la posguerra, una vez consolidada su posición como abogado en la ciudad, y casado con Teresa Arnau Penalba, fue concejal y el principal artífice de Alianza Popular durante los años de mayoría socialista, con la que no tuvo nunca inconveniente para sellar pactos por el bien de Xàtiva. Además de haber sido presidente del Casino Setabense y Vocal Nacional de Agrios, responsable de la primera exportación de naranjas a la Rusia comunista a principios de los años 70.

Si bien por línea paterna, ni el apellido Gutiérrez, ni su tradición letrada, se va afortunadamente a extinguir, gracias a la continuación del bufete de abogados Gutiérrez Ridocci, sí va a desparecer del árbol genealógico setabense, el apellido Ridocci. El arraigo del apellido en Xàtiva se inició con el matrimonio entre los hermanos Giovanni y Giussepe Ridocci, con las hermanas Gracia y María Dolores Magro, en la basílica de Santa María. Corría el año de 1813, y se daba así inicio a la presencia de los Ridocci en Xàtiva.

Los Ridocci fueron oriundos del Piamonte, ya que emigraron de Brolo Di Nonio a Vanzone Con San Carlo en la época contemporánea. Ambas pequeñas urbes del reino italiano, ricas en minerales férricos. La hipótesis que sus descendientes barajan para explicar las motivaciones que llevaron al matrimonio Ridocci Giambonini a abandonar la Italia Norte y cruzar elMediterráneo, para asentarse en Xàtiva junto a sus dos hijos, Giovanni y Giussepe, son por el momento sólo conjeturas basadas en la importación de manufacturas férricas hacia la Península Ibérica, y en el deseo de escapar de las levas forzadas napoleónicas.

El caso es que vinieron con un pan debajo del brazo, ya que enseguida formaron parte de las élites comerciales locales, y abrieron casa y negocio en los puntos neurálgicos de Xàtiva, siendo las manufacturas metálicas y las sedas, los productos de importación que fueron introduciendo en la ciudad desde la Plaça del Mercat. Como buenos comerciantes, los aires liberales caracterizaron a los Ridocci, quienes pronto participaron en la vida política de Xàtiva defendiendo ideas progresistas. Tres de los siete hijos de Jose Ridocci Giambonini: Peregrín, Francisco, y José, apostaron por un modelo de estado descentralizado, con amplias libertades sociales, de forma que los diferentes pueblos y ciudades pudiesen gestionar sus recursos y elegir sus representantes sin incursiones centralistas, que vaciaban las arcas municipales e imponían dirigentes nombrados a dedo. Defendieron el sufragio universal, las libertades de prensa, reunión, asociación, y para ello se apresuraron a declarar Xàtiva como un cantón más de la República Federal y Democrática de Estados Ibéricos.

Peregrín, gran comerciante en sedas, fue el jefe de los Voluntarios de la libertad, que depuso a los conservadores terratenientes que dominaban la rex pública local en nombre de Isabel II. Sus hermanos fueron alcaldes regentes de la jurisdicción popular mientras abrían almacenes de distribución y venta al por menor en la calle Costa, hoy merecidamente llamada Ridocci en recuerdo a la gran maestra, Matilde, hija de Peregrín. Con el óbito de José Gutiérrez Ridocci, dos siglos de historia han llegado a su fin.

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