Las principales arterias de Ontinyent volvieron ayer a ser escenario de las tradicionales procesiones que marcan el epílogo de las fiestas de la Puríssima. Así, tras una edición de 2020 en la que las restricciones sanitarias obligaron a cancelar los desfiles, la gente y los «gegants i cabets» volvieron a tomar las calles a partir de las 17.30 de la tarde. La «Cruz alzada» tomó el relevó 45 minutos más tarde. En la procesión también participaron los «angelets» ataviados con la indumentaria tradicional.