Los precios "históricos" del caqui no palian la falta de rentabilidad del cultivo

Las bajas cosechas y los altos costes de producción desploman los ingresos de los agricultores de la Vall d'Albaida pese a doblarse los importes de las liquidaciones de las cooperativas - La situación se repite con los cítricos en la Costera

Xàtiva. Campos de caquis con poca producción

Xàtiva. Campos de caquis con poca producción / PERALES IBORRA

Sergio Gómez

Sergio Gómez

Sin kilos no hay salvación posible para el agricultor. Las liquidaciones que están percibiendo los productores de caquis y cítricos de la Vall d'Albaida, la Costera y la Canal por las últimas cosechas vienen a confirmar los augurios del sector ante las consecuencias de una cosecha ínfima que ni siquiera los buenos precios han conseguido salvar.

En el ámbito del caqui, las mermas del 80% en la recolección y el incremento de los costes de producción han desplomado la rentabilidad de los agricultores, sin esperanzas de compensar los gastos de la última campaña con los ingresos a obtener.

Y eso que en la Vall d'Albaida los precios de las liquidaciones del caqui de este año marcan cifras históricamente elevadas y no tienen precedentes en los últimos años. Las cooperativas de la comarca están pagando la producción a los socios a razón de una media de 0,70 euros el kilo, un importe que prácticamente dobla al que se abonaba el año pasado por estas mismas fechas. "El problema es que hay gente con un 15% de la producción o que incluso la ha perdido toda. No nos sirve vender caro sino hay kilos. A nadie le compensa, la rentabilidad es nula", señala el productor Paco Benavent, integrante de la directiva de La Unió de Llauradors.

El frío y las fuertes lluvias durante el proceso de floración echaron al traste la última cosecha del caqui en la Vall, como ya ocurrió con la fruta de verano. Las pérdidas en la producción todavía fueron más grandes en este territorio que en otras comarcas aledañas como la Costera o la Ribera. Para más inri, el seguro no quiso hacerse cargo de las pérdidas en la mayoría de campos al considerar que la hoja no se había helado.

"Si se repite un año así mucha gente abandonaría", advierte Benavent, que pone el foco en el incremento desmesurado de los costes energéticos y de los fertilizantes. "No es que nos haya costado dinero, sino que son números muy rojos y la mayoría ya ni nos paramos a hacer cuentas porque si no no seguiríamos", incide el agricultor, que gestiona cítricos, granadas, caquis y olivos.

Las esperanzas están ahora puestas en una mejora de las cosechas de cara a la próxima campaña, auspiciada por una climatología que de momento -y aquí es donde tocan madera los productores- ha acompañado a los cultivos.

Balance de pérdidas

Para los citricultores de la Costera, los precios están siendo especialmente favorables en el ámbito de las clementinas. Menos rentables son los ingresos por las naranjas de la primera campaña (entre 0,28 y 0,38 euros/kilo) y, aunque los precios mejoran significativamente con las más tardías (que se pagan a 0,40 euros el kilo de media), se ha notado un frenazo por la entrada de cítricos de Egipto, un competidor directo para el mercado valenciano.

"Los precios continúan estando bien, pero no compensan la falta de kilos", resume el productor de Montesa Ricard Fillol. "Un año malo de mucha naranja es mejor que otro con precios muy altos y poca cosecha", remarca el secretario general de La Unió de Llauradors en la Costera.

El precio de las navelinas también ha subido y se mueve en estándares normales, aunque la merma de cosecha tiene como resultado un balance final marcado por las pérdidas. A esta circunstancia hay que sumarle unos costes de producción un 50% superiores que echan al traste toda sombra de posibles beneficios.

"Sobre todo ha subido el agua y los fertilizantes estamos pagando el doble", apunta Fillol. La consecuencia es una mayor dejadez a la hora de aplicar tratamientos en el campo y de mantener las cosechas, lo que a su vez repercute en unas producciones "más flojas".

"La falta de lluvia no ayuda y entramos en un bucle del que es muy complicado salir: la cosecha cada vez es peor y el fruto más pequeño. Los campos se están abandonando a marchas forzadas", lamenta el citricultor, que describe un "panorama complicado" en el que se suman otros factores como la entrada de fondos de inversión extranjeros que están comprando explotaciones agrarias y comercios o la irrupción de empresas que "se aprovechan de la situación" y pagan a precio de saldo las parcelas agrícolas para promover placas solares en diferentes municipios de la Costera.