Comercios y vecinos del Mercat de Xàtiva se cansan de los orines del tardeo: "Es un estercolero"
Varios propietarios colocan carteles para rogar a los incívicos que no vacíen sus vejigas sobre las fachadas de sus inmuebles
Un negocio musical de Corretgeria tiene que pintar las paredes tres veces al año, estudia instalar cámaras y denuncia el mal uso de los contenedores que llena de basura su entrada
Es jueves, la oscuridad se cierne sobre la calle Corretgeria, el fin de semana está a la vuelta de la esquina y la fachada del taller de instrumentos musicales Luthier de Vent Lince está poblada de carteles con un mensaje claro y conciso que demuestra el hartazgo de su gerente: "Por favor, no orinen aquí. Esto es un comercio. Respeten".
Aitor Giménez, responsable de uno de los últimos establecimientos comerciales que se han instalado en pleno corazón del centro histórico, está cansado de los comportamientos incívicos de quienes no dudan en descargar sus vejigas sobre las paredes del local después de unas horas de 'tardeo' o de tomar unas copas en la zona de ocio de la plaça del Mercat.
A esta problemática se le añaden las molestias derivadas de los tres condenadores de basura orgánica colocados a unos metros del negocio, a cuyo alrededor suelen arrojarse de forma habitual todo tipo de desperdicios que llegan a colapsar el exiguo tramo de acera.
"La esquina de la tienda se ha convertido en un estercolero. Intento mantenerla limpia y tengo que pintarla tres veces al año", sostiene Giménez, que está valorando la opción de instalar cámaras de vigilancia en el exterior como elemento disuasorio frente a los 'miccionadores' compulsivos de la noche. "Es una vergüenza: cuando llega noviembre siempre pongo los carteles porque llegan las cenas de empresa y da igual la edad: he llegado a parar el coche un viernes a las diez de la noche después de ver a un hombre meando sin reparo en la tienda. Le pregunté si no había váter en el pub y me respondió que estaba ocupado", cuenta Aitor.
Hay historias similares detrás de las puertas de muchos otros comercios y viviendas de la zona adyacente al Mercat, un laberinto de callejones estrechos en los que, cada fin de semana, la embriaguez de los 'tardeadores' suele dejar paso a corrientes de pis que inundan los rincones más recónditos con líquidos y fragancias poco agradables para el olfato.
Hay vecinos que han estado a punto de llegar a las manos con los indecorosos que rocían sus portales con fluidos, al ponerse estos violentos cuando se les ha recriminado su actitud. El conflicto está servido y las quejas vecinales son habituales. "Mea más la gente que los perros. Este lugar está muy abandonado", sostiene Giménez.
A su juicio, la solución pasa por reforzar la presencia de la Policía Local por estas calles, no solo para controlar las micciones durante las noches de los fines de semana, sino también para supervisar el estado de los contenedores y evitar -en la medida de lo posible- que se arrojen fuera de los mismos todo tipo de elementos que deberían depositarse en otros puntos y que a menudo llegan hasta las paredes del local, desde muebles, hasta escombros o chatarra.
El Ayuntamiento de Xàtiva ha adoptado medidas ante las protestas vecinales con la instalación de iluminación disuasoria en la calle Bellver.
"Esto es una zona histórica y parece un ecoparque, todo lleno de basura: da mucha impotencia", lamenta el gerente de la tienda de instrumentos Xàtiva Musical y el taller Luthier de Vent Lince, que denuncia que algunos vándalos no solo rompen los carteles en los que ruega que no meen la fachada, sino que también han causado daños en los rótulos de la tienda.
A pocos metros, colgado de la fachada de una casa de la calle Bellver, puede leerse otra pancarta que refleja la problemática compartida en diversas vías colindantes a los locales de ocio del Mercat: "La calle no es un váter público", reza.
Los responsables de comercios cercanos están acostumbrados también a retirar vasos de cubata y a limpiar todo tipo de desechos a los pies de sus negocios. "Es algo continuo y nadie lo frena", censura resignado uno de ellos.
Otra protesta sin solución que se remonta a mucho tiempo atrás en el enclave tiene que ver con la velocidad a la que muchos coches atraviesan la calle Corretgeria y el ruido que generan estos al pasar por el pavimento adoquinado de este eje histórico que conecta el casco antiguo con la parte nueva de Xàtiva.
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