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Canciones, capital, censura y «cremà»

"Puri Mascarell ha visto como su cuento «La serp roja» ha sido censurado con la no publicación en la falla infantil municipal.

Cremà de una falla infantil en Xàtiva.

Cremà de una falla infantil en Xàtiva. / R.T.

Vicent Soriano

Ayer por la noche se puso punto y final a las fallas con el mal nombrado calificativo de «fuego purificador». Como poco, la «cremà» de las fallas no purifica sino contamina con eso humo negro del corcho que la componen. Pero, ¿qué importa?, existe un derecho de pernada con nuestra fiesta más universal que en demasiadas ocasiones no se comprende ni se comprenderá nunca, y no tendríamos espacio suficiente para analizar todos los elementos que la hacen diferente: sin normas —al menos coherentes— ni formas de vivirlas. Es un mundo distinto, cerrado a quien no lo comparte y abierto a quien lo contempla por primera vez en su vida. Un anarquismo que engancha y envicia para siempre. La primera autoridad madrileña vino para hacerse la foto con la de València y anunciar a bombo y platillo que le encantaría hacer una «cremà» en la capital del Reino después de la «mascletà» sin ningún sentido. Que lo que haga falta, que «això ho pague jo» pero no supo decir que sería lo que quemarían. ¿La idiotez? ¿Los bolardos que todavía quedan para que los coches no estacionen? ¿La tontería de seguir creyéndose el ombligo del mundo asegurando que en la capital caben todas las manifestaciones culturales del planeta? Ni idea, oiga. Tal vez si hubiese venido un poco más lejos con el cercanías, por aquí por Xàtiva, la primera teniente de alcalde Amor Amorós le hubiese aconsejado que era lo mejor para triunfar tanto en una falla como en el proyecto de un nuevo colegio, o una revisión completa de todas las tuberías por donde pasa el agua que llega desde el manantial de Bellús, llena de dudas sobre la contaminación de la misma por tuberías caducas. Ay, ay, ay, que entramos en tierras prohibidas!!!. Decímos que ponemos a Amorós como interlocutora por aquello de que sale más en las fotos que cualquier personaje público. Hagan ustedes conmigo un ejercicio de hemeroteca y llegaremos a la misma conclusión.Y que se lleve la autoridad a la capital una libretita de esas por donde apuntar las canciones populares falleras, prueba y constancia de nuestras costumbres. «¿A qué te pongo el chocho loco? A ver, a ver». «¿A que te pongo el rabo tieso? A ver, a ver». «Carolina Carolina, qui t’ha había de dir, que la burra està prenyada…» «Les xiquetes de la falla totes van de cinc en cinc…». La riqueza musical está garantizada, y dejamos para el final el pasodoble «València», del maestro Padilla que cumple 100 años. Ese para la entrada a la ofrenda de flores, que aquí también somos serios y respetuosos. Luego que se busque un «versador» de esos que se autodenominan trovadores con licencia para componer y todo en orden.

Pero cuidadito con lo que se compone que la censura está a la orden del día. Hoy por hoy los censores se ponen las pilas y lo que no forma parte de las ordenes de los jefes se impide su publicación. Que le pregunten a Puri Mascarell , que ha visto como su cuento «La serp roja» de alegato al intento de ir eliminando los carriles bici de València, ha sido censurado con la no publicación en la falla infantil municipal. Qué, qué?! Así estamos todavía en estos tiempos donde la derecha mas reacia se envalentona y chulea al más pintado.

Que nada, oiga, que las fallas tienen mucho que decir. Y cuidado con ir invitando a personajes de la capital española que nos pueden colar al «macarra de ceñido pantalón» que cantaría Sabina. Rey de la juerga e intentos de prohibición a la libertad de prensa de quienes no comulgan con su doctrina y sus credos. Así de crudo.

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