R.V.M., Valencia

Si la literatura de los años 70 tiene su propia aura, la pintura de la década postsesentayochista fue sobre todo de la Nueva Figuración. Tal vez cuando el pintor Adrià Pina, muy jovencito, en su Alcudia natal, comenzó a dibujar a los 12 años no sabía que tomaba la estela de un trío o una terna, como Boix-Heras-Armengol. Próximo en rasgos técnicos a Boix, ha seguido un camino propio como se descubre al reunir 120 piezas en su retrospectiva en las Drassanes de Valencia, Adrià Pina, una consciència arquetípica, que se inauguró ayer tarde.

La exposición es una colaboración entre el Consorci de Museus y el Ayuntamiento de Valencia, de ahí que el secretari autonòmic de Cultura, Rafael Miró, destacó el ritmo que llevan de muestras, que abarca desde los clásicos a lo más moderno, y en este caso un artista valenciano ligado "en sus inicios al compromiso social" y posteriormente ha derivado "a la investigación de un lenguaje propio".

La retrospectiva abarca obras desde 1965 a 2007, aunque Adrià Pina indicó que no hay obra inédita, puesto que las obras elegidas de 2003 o 2006 han sido expuestas y pertenecen ya a colecciones de instituciones y empresas. Aunque eso sí, reflejan su última tendencia, iniciada con el nuevo siglo.

La edila María José Alcón lo etiquetó como una figura "histórica" a pesar de su juventud, mientras que Rafael Miró resaltó sus vertiente "realista" y sus aspectos "surrealistas" así como descubrió sus "guiños al Pop-Art"( desde el uso de objetos , publicidad, viñetas de comix, o imágenes del cine).

Olga Real- que fue crítica de arte en Levante-EMV durante muchos años- es la comisaria de esta exposición y por ello ha vuelto a establecer una relación estrecha con cada una de las obras y de las etapas que ha ido recorriendo el artista, así que hizo hincapié en su forma de trabajar por series, y en cada una de ellas profundiza "sus indagaciones plásticas" en pos de "un discurso poético muy personal" que subyace siempre.

Real recordó que inició estas series en 1981( como anécdota también contó que en 1979 se matriculó en la Facultad de Bellas Artes, pero un año después abandonó los estudios académicos).

Reclam, serie sobre la que Ángel de la Calle ha escrito un texto, que también se incluye en el completo catálogo publicado por el Consorci de Museus para esta ocasión, o Cajas que Olga Real define como "un artilugio conceptual". Una reflexión sobre el propio arte.

La serie de Ciudades permite ahora una nueva perspectiva, puesto que visitó Berlín, donde pintó mucho, justo antes de la caída del muro( muchas referencias culturalistas, como el Pergamon). Resultan doblemente in interesantes a la luz de lo que pasaría de inmediato. También pintó en 1990 en Viena, un homenaje al Kundhistoriches Museum, o al movimiento del Sezesion( a los edificios de Adolf Loos). Y tal vez su mejor obra, la del metro. Y posteriormente Marsella y Roma entran, con mucho más colorido en su mitología particular.

Ya en los 90 y utiliza la tridimensionalidad, en las que a veces se puede tomar por esculturas, inspiradas, no sin ironía en cuadros sobre Dalí, Groucho Marx, Mao y Marylin.

Y así llegamos a lo que está pintando actualmente en lo que hay "estilemas" de etapas anteriores reutilizados.