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Con el comienzo de la cuarta temporada a la vuelta de la esquina, los números del Palau de les Arts continúan sin cuadrar y será imposible que algún día lo hagan.

El desfase entre los gastos que genera y los ingresos que percibe el flamante edificio diseñado pro Santiago Calatrava y cuyo coste de construcción ha superado los 400 millones de euros- eso sí un año después de abierto se inundó-son un mundo tan alejado que no hará sino producir un agujeros continúo en las arcas de la Generalitat.

El informe realizado por la propia Conselleria de Economía y Hacienda revela que aún percibiendo de la Generalitat una subvención anual próxima a los 25 millones de euros anuales, la cantidad es sólo la mitad de lo que necesita para su funcionamiento. Pero además, que los gastos de programación son seriamente superados por los que genera el propio coste del mantenimiento del edificio así como por lo que supone el destinado a las más de 400 personas que componen su actual plantilla.

Asimismo, la auditoria muestra que pese a aser una cantidad importante, los ingresos por patrocinio se quedan muy lejos de lo que sería necesario-4,3 millones percibió en 2004- y que la recaudación por taquilla apenas alcanza los siete millones de euros.

Así que, los verdaderos ingresos externos del auditorio son de 12 millones, frente a los 53 que tiene presupuestados y son necesarios para su funcionamiento ordinario por temporada. También muestra que el alquiler de sus respectivos espacios no funciona como era de esperar y menos en los tiempos que corren.

Esa diferencia económica es tapada por las arcas de la Generalitat pero simplemente vuelven a abrir el interrogante de si era necesario un edificio de estas características y cuál será su futuro económico.

De hecho, la auditoria también muestra que el pasado ejercicio, además, se cerró con un déficit extraordinario de más de 600.000 euros.