Estrenar un documental en pantalla grande es tarea ardua. Si además intenta trasladar al espectador al siglo XV, la cosa se complica aún más (la moda hoy son los de corte social, herederos de los de Michael Moore). La dama dels escacs conseguirá esta semana llegar a los cines, pero solo en dos salas de Madrid (Cineteca) y Barcelona (Girona), no en Valencia. «Una pena», dijo ayer el productor y director, Agustí Mezquida. Más aún, porque es un largometraje valenciano y de tema valenciano. El filme traduce al lenguaje audiovisual las investigaciones de José Antonio Garzón sobre el origen del ajedrez moderno en la próspera Valencia de la segunda mitad del siglo XV.

Mezquida no tira la toalla y confía aún en encontrar exhibidor para un proyecto en el que lleva ocho años. En todo caso, «tenemos lo que tenemos» y el cine es «un negocio privado», admitió. La última experiencia además de un largometraje comercial (El quinto jinete) en cines de la capital no ha sido demasiado propicia. Sin que sirva de consolación, el MuVIM acogerá mañana el preestreno de la película.

De ese periodo de ocho años, siete han sido de desarrollo del proyecto, dos meses de rodaje en distintas ciudades del mundo y diez de postproducción. En total, el largometraje (90 minutos) ha contado con un presupuesto de 300.000 euros, de los que cien mil proceden de la ayuda del Instituto Valenciano del Audiovisual (IVAC-CulturArts). Como casi broma histórica, en los títulos de crédito luce el último logotipo de Nou, ya que tiene la colaboración de la desaparecida RTVV.

El filme desarrolla la aparición en Valencia de la poderosa figura de la dama en el ajedrez, ya que en la tradición árabe era un visir o general el que acompañaba al rey y su capacidad de movimiento sobre el tablero era menor.

El poema Scachs d'amor, de Bernat Fenollar, Castellví y Vinyoles, impreso en Valencia en 1475, es la primera mención a esta reforma del juego. Se pensó que la importancia de la reina era un homenaje a Isabel la Católica, pero por fechas no es posible (no era aún monarca).

Los expertos citados en el documental se decantan por atribuir la relevancia a María de Castilla, la esposa de Alfons el Magnànim, auténtica dueña de la corte tras la decisión del rey de establecerse en Nápoles. De cualquier manera, el cambio reflejaría el aumento de poder de la mujer en las coronas de la Baja Edad Media.

El primer tratado del ajedrez

El éxito de la reforma del ajedrez quedaría patente en 1495 en el considerado primer tratado del juego moderno. Se llama Llibre dels jochs partits dels scachs en nombre de 100, el «santo grial» de los libros dedicados al ajedrez que los especialistas aún buscan, porque no se conoce ningún ejemplar.

Fue publicado en 1495 en Valencia. Su autor era Francesc Vicent, judío de Segorbe (posiblemente, el justicia de la ciudad) que se supone que tuvo que huir por el decreto de expulsión de los de su fe (1492). El filme documenta que, como otros, se refugió en los Estados Pontificios bajo la protección de la familia valenciana Borja y que fue maestro de ajedrez de Lucrecia, la hija del papa.

La «odisea del libro perdido» ocupa la parte final de La dama dels escacs. El último ejemplar de esta «biblia» estaba en la abadía de Montserrat, pero desapareció tras el asalto napoleónico de 1811.

Los trabajos de Garzón han argumentado que el libro sobrevivió. Reaparece en 1913, en un documento de venta de un librero barcelonés a un coleccionista de EE UU. Quizá fue John G. White, pero en Cleveland, donde donó su legado, no ha sido encontrado.

La historia no tiene final. Garzón explicó ayer a Levante-EMV que la última pista, hasta el momento, lleva hasta 1953, a Nueva York y a otro coleccionista norteamericano. ¿Quién sabe si el misterio del otro grial valenciano se desvelará algún día? Quizá entonces sí que llegue a los cines de la ciudad La dama dels escacs.