La pareja formada por Él y Ella coincide después de haber compartido hace muchos años un primer amor de verano. No se reconocen, pues ahora rondan los 70, pero entre ellos surge la chispa. Sus diferentes caracteres y estilos „Él, hombre serio, cuya dedicación ha sido su profesión como editor; Ella, algo alocada y decidida a hacer realidad su sueño de escribir un libro„ no hacen sino atraerlos más. Cuando ya no pensaban en enamorarse, el amor se presenta en sus vidas.
La idea de abordar el tema del amor cuando ya se ha renunciado a él, cuando ya se es mayor, es interesante, pero la obra escrita por Francoise Darín no acierta con el desarrollo.
No hay tensión dramática por ningún lado en un texto extremadamente discursivo, en el que las disertaciones van entrelazándose una tras otra sin que suceda nada, más que las confesiones de los personajes, que se repiten una y otra vez. Porque en esta obra sobre todo se habla. Se habla del amor, de la soledad, de los sueños, de los recuerdos? Y se echa en falta ver esos sentimientos en los personajes con mayor claridad, con más efectividad.
Tampoco la parte cómica está bien definida. A pesar de que la obra está planteada en clave de comedia, los gags se diluyen en los densos discursos y, salvo contadas excepciones, la risa no aborda al espectador.
Ángel Fernández ha versionado y dirigido este espectáculo al que hubiera beneficiado un ritmo más ágil.
María Fernanda d'Ocón y Carlos Manuel Díaz tienen presencia, pero también un texto demasiado farragoso. Aunque intentan apuntalar su interpretación trabajando los contrastes de sus personajes, las carencias pueden con ellos.
El montaje también echa en falta una mayor incidencia de elementos escénicos tales como la música y la iluminación.
Un buen tema con un escaso desarrollo.
