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Entrevista

"El nacionalismo rebaja la mente de las personas a su estado más primitivo"

El actor y director Albert Boadella sube a las tablas del Talia su monólogo «El sermón del bufón» - «El artista se hace en la más tierna infancia», dice

"El nacionalismo rebaja la mente de las personas a su estado más primitivo"

Sin pelos en la lengua, a sus 74 años, el actor y director teatral Albert Boadella se despachó ayer a gusto contra lo que él llama la «tribu catalana». «El nacionalismo rebaja la mente de las personas a su estado más primitivo», dijo el exdirector de Els Joglars durante la presentación de «El sermón del bufón», un monólogo que le subirá al Teatre Talia hasta el domingo. Con el nacionalismo, en su opinión, «hay un retorno sentimental a los elementos de la tierra, una especie de nostalgia de la tribu».

«El nacionalismo es la ultraderecha española, la antisolidaridad, la xenofobia y incitación del odio hacia el vecino», añadió el actor que hace años que no trabaja en su tierra. Es un «divorcio absoluto», lamentó.

Repaso e ironía sobre su vida

Esta relación con Cataluña es solo uno de los aspectos que Boadella lleva al teatro de la calle Caballeros. Como él mismo explicó ayer, «´El sermón del bufón´ soy yo mismo, hablo de las cosas que pienso, de mi oficio, de mi vida», explicó. Interpretándose a sí mismo realiza un repaso al oficio de y una mirada irónica a su vida, con Els Joglars como telón de fondo.

Las proyecciones de los fragmentos más relevantes de sus obras se mezclan con sus reflexiones sobre la belleza y la transgresión, los tabús de la modernidad, el estímulo que ejercen los enemigos o la realidad como supremo objetivo del arte.

La obra es un monólogo en el que Boadella -escritor, director y actor- se desdobla en dos personajes. Por una parte, el niño Albert; por la otra, el viejo artista Boadella en el que la vida le ha convertido, aunque él defiende que «el artista se hace en la más tierna infancia». En este sentido, apuntó que «para no convertir la representación en un autohomenaje», algo que «sería un gran riesgo», trata de centrarla en «las contradicciones que los seres humanos tenemos en nuestra propia vida».

Lleva 56 años sobre las tablas, como recordó él mismo, «así que tengo cosas que decir sobre este oficio y lo hago sobre la escena: he pasado por la cárcel, por el exilio, por un consejo de guerra y renaces a través de las obras». «Mi vida ha tenido aspectos bastantes novelescos», destacó.

Boadella apuntó que el gremio de artistas «quizás no sale muy bien parado en la obra», no porque no le guste su profesión, sino porque observa que «hay falta de libertad, todos están en el pensamiento único y responden lo mismo sobre política». «Era un gueto formidable de libertad», recordó. «A mí eso me divierte, mi gremio tendría que caracterizarse por la libertad porque cada uno ha tenido una vida diferente; no es que me parezca mal que todos sean de izquierdas o progresistas, pero me parece muy sospechoso». Preguntado sobre esta circunstancia Boadella indicó que «hay una lógica: la comida». «Los gobiernos de izquierdas han sido más generosos con el mundo de la ayuda y la subvención, aunque tampoco demasiado», reflexionó el dramaturgo.

Analizó también el teatro actual y evocó que «si miramos 30 años atrás, lo que se hace ahora tiene un envoltorio mejor; pero el contenido tiene menos interés, no hay una renovación del lenguaje», lamentó. «A veces el teatro más reivindicativo se hace cutre, y habría que hacerlo siempre con belleza».

La «libertad» del sector

Lamentó también que se use el adjetivo «comercial» para el teatro «como un insulto». «Cuando consigamos que todo el mundo pase por la taquilla y menos por las subvenciones, más libres seremos», señaló el ex Joglar, para matizar que «el problema del teatro es que debe tener suficiente público para ser independiente». Dijo estar «encantado» cuando llenaba teatros con Els Joglars. «Cuanta más gente llevas al teatro, más libertad», porque «menos se depende de las ayudas».

Finalmente, defendió que «hay que hacer más arte que antes; no se trata de contar una historia porque hay cosas en televisión que no se pueden ver en el escenario. Nuestro trabajo es buscar la realidad de las cosas, lo que hay detrás de lo aparente».

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