"Perdone, ¿se puede pasar sin más?". "Sí, claro, señora". Ese fue el escueto diálogo entre una vecina y un trabajador de seguridad que se posicionó ayer junto a la puerta del número 54 de la avenida Burjassot ya a las 11 horas de la mañana. Ese escueto coloquio se repitió continuamente durante las horas siguientes, donde los nervios y el olor a nuevo fueron los principales componentes de una inauguración anunciada desde hace meses a bombo y platillo. Bombas Gens abrió ayer sus puertas por primera vez al público de València. La horchata de Alboraia fue el regalo de bienvenida del centro cultural de Fundació Per Amor a l´Art, que ha decidido no ponerle límites al campo, pues es el primer espacio cultural privado de València con entrada gratuita.

La alfombra roja se tendió ayer a los vecinos del barrio desde la acera hasta las salas de exposiciones de la antigua fábrica rehabilitada. Sólo un joven sonriente paraba el camino de los asistentes para ofrecerles una entrada simbólica con un número de referencia. A las 11.45 horas -45 minutos después de su apertura al público-, un asistente tomó el número 788. A las 12.22 otro asistente ya había cogido la entrada número 1.039. "El goteo es incesante", respondió el joven trabajador, mientras intentaba no interrumpir el reparto de tickets. Ya en el interior los asistentes se fueron dispersando por las salas. "Es algo abrumador. Qué luminosidad, qué amplio. Emociona ver todo lo que han hecho en este edificio maltratado durante tanto tiempo", aseguraban Luisa y Ana, dos vecinas jubiladas de València que habían apuntado el día de la inauguración en sus agendas hace semanas. "Lo cierto es que ellos han sabido ver en el edificio lo que nadie ha visto. El ámbito cultural de la ciudad ha cambiado muchísimo, aunque no al ritmo que nos hubiera gustado, claro", comentaban. Aseguraron necesitar una segunda visita para ver todo con detalle. "Estamos más atentas al edificio que a la exposición", comentaron mientras no apartaban la vista del techo, por el que se filtra la luz todo el día. "Es un Ave Fénix, todo lo que hay en él reluce de nuevo", comentaba otro asistente. Ellos no fueron los únicos que se dejaron encandilar por esta antigua fábrica, proyectada por el arquitecto Cayetano Bordo di Carminati en 1930. "¿Cómo puede ser que haya tan buena temperatura dentro con estos techos tan altos?", comentaba una vecina de Campanar, que confesó haber dejado el carrito de la compra en la entrada. "Sabía que algo se estaba cociendo estos días. Me he apuntado con un papel los horarios de apertura para volver con mis hijos", explicó mientras enseñaba la nota: "De 11 a 14 horas, de miércoles a viernes; y de 12 a 21 horas sábado y domingo".

Otros asistentes, Marisa y Asensio, parecían estar más centrados en la exposición. '¿Ornamento o delito?', la muestra que recoge diferentes vanguardias de la fotografía europea y americana o el trabajo de profesionales japoneses, había conseguido captar la atención de estos entendidos del arte contemporáneo. "Hemos venido aposta. Las exposiciones nos han parecido interesantísimas. El centro dará que hablar", aseguró Marisa. En las salas brillan fotografías como los desnudos de Irving Penn, las flores del japonés Nobuyoshi Araki, las esculturas basadas en el reciclaje de Ángela de la Cruz o las piezas de João Gusmão y Pedro Paiva.

Bombas Gens acoge, entre otras muestras temporales, la colección de la Fundación per Amor a l´Art, que inició hace siete años José Luis Soler y Susana Lloret con la ayuda de Vicente Todolí como asesor. En total, consta de unas 1.800 obras de unos 140 artistas. Por ello, se presenta como una de las colecciones expositivas sobre fotografía y pintura abstracta más destacadas de España. "Todos somos partidarios de lo público, pero si hay iniciativas privadas que se pueden permitir algo así y llevarlo a la ciudadanía, bienvenido sea", aseguran. "La clave es que haya un equilibrio", opinaban Manuel y Concha, vecinos de Campanar y Benicalap, dos de los barrios que a su juicio estaban "abandonados" por el "mundo de la cultura". "Si no hubiera sido por lo privado este edificio podría estar todavía en ruinas", comentaba otra asistente. El centro, que no recibirá subvenciones públicas, albergará también dentro de unos meses, un centro de día y un comedor para jóvenes en riesgo de exclusión social de la zona, así como un centro de coordinación de enfermedades raras, como la de Wilson.

"Tan cerca y a la vez tan lejos..."

Tanto Marisa como Asensio reconocen que no eran conscientes de la cercanía de Bombas Gens al IVAM hasta que lo consultaron en el mapa. "Cuando nos hablaban de esta fábrica, la situaban en un barrio muy alejado del centro y de la vida cultural de la ciudad. Veníamos con temor a no encontrar el sitio, hasta que caímos en la cuenta de que estaba a un paso del IVAM. Tan cerca y a la vez tan lejos...".

También deambulaba por las salas de Bombas Gens Raúl Lago, codirector del festival de poesía Vociferio y gestor de Carme Teatre, la sala que se encuentra a tan sólo 250 metros de la nueva sede de la fundación. "Entre Bombas Gens, el Teatro Flumen y Carme Teatre podemos hacer de este barrio la milla de la cultura valenciana", exclamaba Lago. "A esta fábrica sólo le separa un puente del IVAM. Puede ser entendido como un símbolo de unión", apuntó el gestor. "No hay que olvidar que el antiguo cauce del río todavía sigue siendo una frontera para esta ciudad. Es por eso, que desde aquí, las distancias se amplían", comenta Toño, amigo del gestor en relación a la barrera psicológica que separa a los vecinos.

Pese al indudable impacto de Bombas Gens en la ciudad, lo cierto es que la aspiración del centro es internacional. "Con quien hablamos es con el mundo", aseguró Vicente Todolí, director de arte de la fundación y que ya dirigió la Tate Modern de Londres. "Tal vez sea la oportunidad de dar visibilidad al barrio y proyectarlo", aseguraba ayer Carlos, un estudiante de primer curso de Arquitectura. "Nunca hubiera dicho que algo así se podría hacer y mucho menos de la iniciativa privada. Espero que la entrada siga siendo gratuita". Él fue el visitante número 1.562 a las 18.30 horas. Cuando el centro cerró sus puertas a las 20 horas había rebasado los 1.900 visitantes. Un buen comienzo.