«En tierra»

Teatro Rialto (valència)

De: George Brant. Intérprete, versión y traducción: Isabelle Stoffel. Escenografía: Silvia Marta. Dirección: Sigfrid Monleón, Isabelle Stoffel.

Cuando te informas sobre un espectáculo, puede ocurrir que te atraiga, o que no te despierte interés. En este caso la trama me produjo gran interés, pero, sobre todo, intriga. En realidad, no entendía muy bien qué significaba eso de combinar la maternidad con la guerra de drones.

Una vez vista, ya no me produce intriga, pero sí cierta sorpresa por el peculiar personaje que conduce este monólogo, y por el tema. George Brant rompe con su texto la tónica habitual, ya que no es un hombre el que cuenta la historia, sino una mujer. Una mujer que tiene que abandonar su profesión de piloto de guerra a causa de un embarazo imprevisto. Por este motivo es destinada a una base de drones que alcanzan el territorio Afgano (a 8.000 km.). Allí se ve envuelta en una vida doble, la familiar y la profesional, porque ya no necesita desplazarse para hacer la guerra. Esto es lo original de este texto: nos habla, de una manera muy sugerente y poética, de las nuevas guerras, reales y, al mismo tiempo, virtuales, ya que con los drones se puede matar sin que se necesite organizar ceremonias para homenajear a los héroes caídos. Un tiempo extraño, el nuestro, también hay quienes ya hablan incluso de gobernar desde lejos.

La obra, en fin, es un monólogo bien diseñado e ideado que gana atención cuando entra en conflicto, aunque en este caso sea íntimo. Sigfrid Monleón e Isabel Stoffel han querido, con su puesta en escena, ir al grano, centrarse en el personaje sin perderse en efectos más allá de algunos puntuales y bellamente sutiles (humo, iluminación, sonidos€). Isabelle Stoffel sale airosa, con matices y presencia escénica, de este complejísimo personaje. Solo una duda que señalo sin pretender restar nada del interés del montaje, porque es eso mismo, una duda para debatir: ¿una utilización de mayores efectos hubiera ayudado a redondear más el montaje? Está bien que la dirección pida que sea el espectador quien se involucre en lo que ocurre con su imaginación. Pero, ¿tanto?