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Música crítica

Matilde en cuerpo y alma

Homenaje a Matilde Salvador

palau de la música

Alzó con afecto entrañable Manuel Galduf (Llíria, 1940) la partitura de Matilde Salvador como gesto de homenaje y reconocimiento cuando al final de la interpretación el público que casi abarrotó el Palau de la Música se volcó en una calurosa y bien labrada ovación a la centenaria compositora castellonense. Se acababa de escuchar la formidable interpretación que ofreció junto a la Orquesta de València, el Cor de la Generalitat y el baritonazo José Antonio López de la cantata Les hores, estrenada en 1983. Fue una gran versión de una gran obra. Y un exitazo. También de Galduf, que ha triunfado con todas las de la ley en este muy retrasado regreso al podio del que fue titular durante catorce largos años (1883-1997).

Todo lo que faltó en el fallido homenaje celebrado un día antes en el Palau de les Arts -amor, cariño, entrega y autenticidad- lo hubo en éste a raudales. Orquesta, coro, solista y Galduf se entregaron en cuerpo y alma para cuajar un concierto emotivo y redondo que se emplaza entre los mejores escuchados a la Orquesta de València en bastante tiempo. No únicamente por la referencial lectura de Les hores, sino también por la versión vibrante, coloreada, plena de contemporaneidad y de detalles singulares brindada por el maestro de Llíria del poema sinfónico Shéhérezade, de Rimski-Kórsakov. Una lectura cuidada y bien pulida, en la que la orquesta sonó con inusitado empaque y rigor. Tanto en las muchas y verdaderamente excepcionales intervenciones solistas como en la sonoridad redonda y empastada que lució el conjunto. Galduf, que dirigió el gran fresco sinfónico de memoria, con solvencia y criterio de veterano maestro, artículo sus cuatro episodios con un claro sentido narrativo y descriptivo, sin por ello descuidar en ningún momento la brillante opulencia orquestal característica del gran instrumentador que siempre fue Rimski-Kórsavov.

Hubo mucha música y emoción en todo el programa. Especialmente durante la interpretación de Les hores, partitura de enjundia y enorme fuerza expresiva, que añade al poema original de Salvador Espriu la fuerza natural de Salvador. La cantata se inscribe cerca del estilo musical surgido a la sombra del modernismo catalán, influida del preimpresionismo -Fauré, Chausson€- y con referencias claras tanto al no muy conocido sinfonismo de Albéniz, Granados o Enric Morera, como al Falla postrero de Atlàntida. También, y cómo no, bajo el paraguas estético del movimiento de los «Jóvenes compositores valencianos», grupo de cinco músicos creado en 1934 y liderado por su marido Vicente Asencio con la intención de fomentar una música valenciana. El Cor de la Generalitat estuvo soberbio cantando una obra que fue precisamente la primera que montó en su excepcional trayectoria. Este vínculo, como el del propio Galduf y la Orquesta de València con Matilde Salvador, confería especial énfasis y autenticidad a todo. La sobresaliente versión lo fue aún más gracias al expresivo y bien implicado coprotagonismo de José Antonio López, que se mostró como la voz perfecta para abordar esta cantata.Precisamente de uno de los cinco componentes del «Grup dels Joves» es la obra que abrió el programa, Ecos de la Alhambra, estrenada en 1926 por el valenciano Luis Sánchez, obra de carácter andalucista, pintoresquista y, desde luego, muy anterior a los postulados reivindicativos del «Grup dels Joves». Su buena escritura salva su folclorismo obvio y a flor de fiel. El brillante homenaje, que coincidía con la inminencia del Dia de la Comunitat Valenciana, se coronó con la interpretación del Himno de València, entonado por el Cor de la Generalitat, la voz solista del tenor Ignacio Giner, y en su estrofa final por todo el público. Gran noche.

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