Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

De la punta al talón

Ellinor D'Melon. Levante-EMV

Sociedad Filarmónica

de Valencia

PALAU DE LA MúSICA (valència)

Obras de Mozart, Schubert, Ysaÿe, Tchaikovsky y Sarasate. Intérpretes: Ellinor D'Melon, violín y Alina Artemyeva, piano

Sencillamente espléndido resultó el debut de la violinista Ellinor D'Melon (Jamaica, 2000) y de la pianista ucraniana Alina Artemyeva (Kiev, 1986), ante los socios de la SFV.

A pesar de que el programa resultara un tanto breve, bastaría su interpretación de la «Sonata para violín solo nº 4, en mi menor», del belga Eugène Ysaÿe, para certificar que la jovencísima artista domina -o mejor dicho, doma- su instrumento con una maestría veterana. Si bien su sonido aún no es todo lo grande que seguro será en el futuro, desde el talón a la punta maneja su arco son una ductilidad pasmosa, ofreciendo todos los efectos (stacatto, saltato, martellato o tremolo) para llegar al virtuosismo ejemplar sobre las dobles cuerdas y los acordes de cuatro notas, sin dejar de vista los matices logrados en los pizzicati en ambas manos y en las diversas dinámicas de cada partitura.

Las «Seis sonatas para violín solo» (1923), de Ysaÿe fueron escritas en un fecundo momento de madurez, dejando atrás sus primeras obras ancladas en las aguas del último romanticismo. El gallego Manuel Quiroga (que tocó en la SFV con Iturbi al piano) hacía de ellas una verdadera creación y la versión de D'Melon fue electrizante.

Pero antes, la violinista dio dos hermosos ejemplos muy distantes entre sí: la «Sonata nº18 en sol mayor», de Mozart y el «Gran Dúo en la mayor, Op.162» de Schubert. Momentos y, por supuesto, estilos distintos del repertorio de cámara vienés que fueron vehículo para que ambas artistas dejaran patente su calidad de fraseo. La excelente escuela de la pianista ucraniana apoyó con seguridad a su colega, controlando, desde el pedal, algunos excesos de volumen del teclado que en, ocasiones, velaba las sonoridades de esa joya de Guadagnini de ¡1743! Con la «Meditatión Op.42», de Tchaikovsky, ambas artistas llegaron a emocionar al atentísimo auditorio.

Para finalizar, dos de las menos conocidas -y agradecidas- piezas del navarro Pablo de Sarasate, «Introducción» y «Tarantella», en las que no desaprovecharon su brillante pirotecnia. Como bis, a capella, D'Melon obsequió una versión de orfebrería de la conocida canción popular «Yankee dooble», arreglada por el también belga Vieuxteps, triplicando bravos y ovaciones. Supo a poco.

Compartir el artículo

stats