Diferenciando el término «teatro», empleado por algunos políticos de manera peyorativa como sinónimo de «comportamientos reprobables y negativos»; del «teatro» como sinónimo de «espacio de encuentro, humanización, reflexión y empatía», inició Roberto García, director adjunto de artes escénicas del Institut Valencià de Cultura (IVC), la presentación de la programación de la nueva temporada teatral valenciana. Junto con Abel Guarinos, director general del instituto, hicieron un repaso por las obras y espectáculos de la próxima temporada en el Principal y Rialto.

En la situación en la que se encuentra actualmente València, García afirma que probablemente el teatro no cambie la sociedad, pero sí ayuda a que seamos mejores personas. Además, añadió que las obras del curso que viene pondrán «luz en la naturaleza humana».

Como aspectos clave, el IVC insiste en la apuesta por la producción propia y la mayor estancia de las obras en la cartelera valenciana, porque los espectáculos podrán ampliarse hasta las seis semanas de duración, según Roberto García.

En el Teatro Rialto, se va a profundizar en los cambios que se iniciaron durante la temporada anterior, como «convertir el Rialto en un centro de producción propia».

Gracias al programa «Habitem el Rialto», que capta y fideliza espectadores, se van a producir más dinámicas de conexión con el mundo educativo, además de experiencias, sorpresas, investigación y «vida».

Estreno con «Dinamarca»

La temporada en el Rialto se abrirá en octubre con Dinamarca, que será «uno de los acontecimientos culturales de la temporada sin duda», afirma el director de Artes Escénicas. Se trata de un texto póstumo de Rodolf i Josep Lluís Sirera, dirigido por Carles Alfaro.

La programación continúa durante el mes de noviembre con Somni, una producción que abrió Sagunt a Escena, estrenada a finales de la temporada pasada. Es una versión de Somni d'una nit d'estiu, llevada a cabo por Núria Vizcarro.

En diciembre y enero habrá dos reposiciones de dos de los éxitos de la temporada anterior, tal y como asegura García. Estas dos obras son Tórtola, de Begoña Tena y Tirant, de Paula Llorens.

Para el periodo entre los meses de febrero y mayo, se reservan dos producciones nuevas, Godot y Perenne, que llegan de un «buzón de recepción de proyectos», que según explica Roberto García consiste en un «instrumento interesante para abrir ventanas» y recibir propuestas nuevas .

Godot remite a una producción «loca y gamberra», con parte de homenaje a Béckett. Por su parte, Perenne, la primera producción de circo contemporáneo, remite a la vejez y al sentimiento de una existencia eterna, en contraposición con la sensación de alzar la vista hacia el horizonte, y ver que igual no es tan perenne como se imaginaba.

En lo relativo al Teatro Principal, una de las bases más contundentes es la «significativa presencia de propuestas valencianas», señala García. De hecho, desde octubre hasta mediados de enero, las propuestas que se ofrecen son valencianas o llevan personas valencianas al frente.

Entre el gran abanico de posibilidades que ofrece el Principal a lo largo de esta temporada, se pueden apreciar obras como Las aventuras de T. Sawyer; Lehman Trilogy, con Sergio Peris-Mencheta a la cabeza aportando un código más «cabaretero»; Mrs. Dalloway, dirigida por la valenciana Carme Portaceli junto a Blanca Portillo; o Nekrassov, un musical «ácido», divertido e inteligente que versa sobre la corrupción política. Aparte de las obras mencionadas, en la programación entran los festivales 10 Sentidos o Ensemes; conciertos como La Habitación Roja o premios como los otorgados a la música valenciana.

Más espectadores

El Teatro Rialto no para de crecer en espectadores. Si durante la temporada 2017/2018, el número ascendió a las 10.000 personas, el curso pasado la cifra se incrementó hasta sobrepasar los 19.000 asistentes. Un incremento de audiencia que también ha repercutido económicamente, porque durante finales del año 2018 y principios del 2019 se han recaudado 93.000 euros, respecto a los 46.000 euros de la temporada anterior, según los números que aporta el Institut Valencià de Cultura.

Este aumento en las cifras se ha debido en parte a una «política agresiva» en cuanto al público joven con la iniciativa «preu jove», consistente en unas entradas más baratas para atraer también a este sector de la población.

Al amparo del aumento de audiencia, y a pesar de ser entradas más baratas, los responsables del Institut de Cultura han conseguido multiplicar la recaudación en taquilla, alcanzando una ocupación media de entre el 80 y el 90% esta temporada pasada, cifras que llevan a pensar que hemos «tocado techo», afirman los responsables.