El príncipe Enrique, el nieto de la reina Isabel II que dejará de trabajar para la Familia Real esta primavera, ha admitido que hubiera querido seguir prestando servicio a su abuela sin fondos públicos, pero que «no ha sido posible». Los duques de Sussex, Enrique y Meghan, han llegado a un acuerdo con la Familia Real británica para cortar los lazos con la monarquía y vivir en forma independiente en Canadá, lo que les ha obligado a perder el título de «Sus Altezas Reales».

En un discurso privado durante un acto benéfico la noche del domingo, el hijo del príncipe Carlos y la fallecida Diana de Gales admitió que hubieran querido seguir sirviendo a Isabel II, de 93 años, pero sin fondos públicos, pero que eso «no ha sido posible», aunque dejó claro que ni él ni su mujer están abandonando al Reino Unido.

«El Reino Unido es mi hogar y un lugar que yo quiero, eso nunca cambiará», recalcó el duque de Sussex. «Nuestra esperanza era continuar sirviendo a la Reina, a la Commonwealth y mis asociaciones militares, pero sin fondos públicos. Desafortunadamente eso no ha sido posible. He aceptado esto, sabiendo que eso no cambia quien soy yo», agregó. Cuando se casaron, «estábamos animados, estábamos aquí para servir. Por esas razones, me entristece que se haya llegado a esto. La decisión de retirarnos no se ha tomado a la ligera», dijo.