El traslado del sarcófago de Vicente Blasco Ibáñez -realizado por Mariano Benlliure- volverá a cambiar de ubicación a petición del Ayuntamiento de València. El consistorio ha solicitado a la Conselleria de Cultura que la pieza se instale en el Cementerio General. En concreto, se adecuará una sala en el Cementerio General donde se instalará un espacio expositivo «sobre la figura de uno de los escritores valencianos más importantes», justifica el Ayuntamiento. El consistorio descarta así la Casa Museo por «falta de espacio» y por su proximidad al mar, algo que «podría perjudicar la pieza».

El sarcófago se encuentra ahora en uno de los patios del Museo de Bellas Artes -contiguo a la antigua Sala Sorolla- a donde llegó en 2017 procedente del Centre del Carme. Esta ubicación no fue del agrado de la familia del escultor que no consideraba que la pieza estuviera suficientemente protegida ni visible.

La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Valencia, Gloria Tello, junto al concejal de Cementerios, Alejandro Ramón, anunciaron ayer esta petición formal de autorización a la conselleria para ese traslado y la adecuación del espacio donde se instalaría el sarcófago, coincidiendo con la celebración los 92 años de la muerte de Blasco Ibáñez.

Desde el Ayuntamiento quieren convertir la sala del Cementerio General en «una ventana arqueológica con una instalación expositiva que tenga como elemento principal el sarcófago junto a algunas fotografías y textos contextualizadores», detalló la concejala Glòria Tello. «Cambiaremos las actuales puertas de madera por una puerta con vidrios a manera de ventanal que permita al espectador ver el interior del habitáculo», avanzó Tello.

Dada la naturaleza del trabajo, los aspectos de desarrollo del montaje expositivo, el traslado y el montaje del sarcófago se hará desde la concejalía de Cultura a través de la empresa ganadora del concurso de transporte de obras de arte y bajo la supervisión de los técnicos municipales de movimiento de obra.

El panteón que nunca se hizo

La obra, realizada por el Mariano Benlliure en 1935, fue concebida para el panteón que diseñó el arquitecto Javier Goerlich Lleó, por encargo del Ayuntamiento y que nunca llegó a concluirse. El Ayuntamiento cedió la pieza en depósito al Bellas Artes en 1946. En el año 2000 viajó al Centre del Carme con motivo de la exposición «Mariano Benlliure/Joaquín Sorolla. Centenario de un homenaje» y allí permaneció hasta 2017 para volver al Bellas Artes.

Benlliure y Blasco Ibáñez fueron amigos desde su juventud. En 1933, llegados los restos del literato valenciano desde Menton (Francia), el Ayuntamiento encargó un sarcófago a Benlliure para el panteón que habían comenzado a construir en el Cementerio. El conjunto se compone del sarcófago ocupado por la figura yacente de Blasco rodeado de hojas de laurel y envuelto en un sudario. En los laterales se sitúan 18 figuras en bajorrelieves leyendo mientras caminan y que representan a los protagonistas de sus novelas. El sarcófago descansa sobre un basamento de mármol, con bustos de labradores.