La pandemia ha golpeado con dureza todos los sectores de la cultura, pero aún más el de la música en directo, que será «uno de los últimos en recuperarse». «Este sector es el que está recibiendo más impacto a causa de su gran volumen» y en muy poco tiempo, lo que ha dificultado su reacción ante las restricciones sanitarias. Esta es una de las conclusiones del «Informe sobre la situación de la Cultura Valenciana a consecuencia de la covid-19», del Consell Valencià de Cultura (CVC).

En concreto, el documento ha sido elaborado por Nuria Vizcarro, Dolors Pedrós, Irene Ballester, Rosana Pastor y Ana Noguera. «La música vive una situación muy singular. Es uno de los sectores que aglutina más empresas, pero arrastra problemas derivados de la precarización laboral. Esta situación de vulnerabilidad se ha agudizado desde la pandemia», explica Noguera a Levante-EMV.

Según el informe, en la Comunitat Valenciana el 70% de las personas contratadas en la industria musical se han visto afectadas por un ERTE y el 65% de las empresas de música en directo han pedido la prestación de autónomos».

Por lo que respecta al futuro, el estudio apunta a que «solo un 10% del sector estima que podrá mantenerse más de 6 meses con las medidas actuales de inactividad y reestructuración del aforo» y pone en alerta: «Se prevé una recesión económica a largo plazo». Esta es la mayor preocupación.

El informe del CVC ha valorado en positivo los intentos por retomar la normalidad en el sector, a través de festivales que han puesto en valor el formato en acústico y ciclos que han obtenido el apoyo de las administraciones públicas. Sin embargo, esta normalidad «resulta muy difícil de conseguir». «Es indiscutible que la música en directo en la Comunitat Valenciana vive una crisis sin precedentes. Resulta imposible predecir qué ocurrirá en un futuro inmediato», añade el informe.

El documento también incluye un análisis sobre el sector editorial, el audiovisual y el de las artes escénicas y plásticas. Respecto al libro, el informe apunta a que el sector está recibiendo cifras esperanzadoras sobre la mejora en los índices de lectura. «Según el Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros en la Comunitat Valenciana en 2018, el porcentaje de población que lee libros, al menos una vez al trimestre, ha aumentado nuevo puntos desde 2010, y ha llegado al 68,3%. Además, según este mismo estudio, son los más jóvenes quienes leen más». Sin embargo, la pandemia ha golpeado con dureza las editoriales valencianas. Según un estudio de l’Associació d’Editors del País Valencià, el confinamiento y la paralización de la actividad económica han supuesto la pérdida del 35 % de la facturación anual, es decir, más de 10 millones de euros en 2020.

Según Noguera, todos los sectores muestran una vulnerabilidad arrastrada desde la crisis de 2008 y la llegada de las nuevas tecnologías, que han conllevado un nuevo tipo de consumo. Uno de los más debilitados en este sentido sigue siendo el sector de las artes escénicas. Por ello, el informe recomienda líneas suplementarias de ayudas dirigidas a las empresas «que desde hace una década llevan luchando por la supervivencia», añade Ana Noguera.

Respecto a las artes plásticas, el informe del CVC recomienda medidas para identificar el «intrusismo laboral» y pide que «se reconozca la formación y experiencia de los profesionales». «Para fortalecer el sector de las artes visuales es necesario que las ayudas económicas estén equilibradas para todas las profesiones que lo conforman, puesto que sólo así se podrá conseguir la profesionalización de este sector. Consideramos que es importante que se generan cambios en el sector de las artes visuales y que las asociaciones que conforman el tejido cultural visual se integren en las políticas culturales públicas», explica el informe.

«No hay una apuesta política y social por la cultura»

«No hay una apuesta política y social por la cultura. Todavía se sitúa en la parte de abajo de la pirámide», apunta Ana Noguera, una de las autoras del informe del CVC, que explica que el sector todavía sufre la falsa creencia que «la cultura es algo ornamental». «El sector vivió recortes muy drásticos durante la crisis de 2008, y ahora, más de 10 años después, todavía no ha recuperado el volumen de ayudas que recibía antes de la crisis».

Según Noguera, otros de los retos a los que se enfrenta la cultura son las nuevas tecnologías, y con ello la gratuidad. «La competencia que se vive en Internet afecta a todo el sector. Las nuevas tecnologías presentan algunas ventajas, pero la falta de rentabilidad en algunos sectores supone todo un inconveniente. Por lo general, la cultura todavía no ha podido acoplarse de manera igualitaria al mundo digital».

Según Noguera, la cultura es un «sector especial, ya que crea valores éticos y morales que otros sectores productivos no crean». «Falta una apuesta social y política para que la cultura pase a ser primordial. Si no hay profesionales de la cultura esto no se sostiene», señala.

El informe del CVC también señala una de las grandes asignaturas pendientes de las administraciones: reconocer el derecho a la cultura.