Phil Spector fue uno de los productores más geniales de la música moderna pero acabó devorado por su mitad oscura, la del hombre agresivo y violento. En prisión en 2009 por el asesinato de una actriz, el creador del célebre «muro de sonido» solo salió para ser hospitalizado, primero por la covid-19 y luego por problemas respiratorios, antes de morir a los 81 años de edad.

Spector consiguió dar relevancia a la figura del productor discográfico gracias al sello personal que imprimió a sus creaciones en el estudio de grabación durante los años sesenta, «pequeñas sinfonías para jóvenes» construidas sobre monumentales arreglos orquestales que llevaron a la música pop a cimas desconocidas hasta entonces.

Con solo 23 años ya era un magnate de la industria musical que encadenaba éxitos oculto baja sus gafas negras de sol y mantenía un comportamiento excéntrico.

El «muro de sonido» de Spector, que contó la colaboración inestimable del arreglista Jack Nitzsche, dejó monumentos musicales de larga trayectoria como «Unchained Melody» (1955), de los Righterous Brothers, que 35 años después de su publicación regresó a lo más alto de las listas de éxitos tras ser utilizada como tema de la película «Ghost».

Aquella época apoteósica terminó precisamente cuando Spector acometió en 1966 la que estaba llamada a convertirse en su obra cumbre, «River Deep Mountain High». El productor reclutó a la incandescente Tina Turner.

Sin embrago, el éxito, especialmente en EE.UU., no fue el esperado. Un decepcionado Spector se recluyó en su mansión y cerró su mítico sello. Parecía que la magia se había agotado.

En mitad de la crisis que condujo a su disolución, los Beatles le entregaron las cintas que habían grabado en el invierno de 1969 y de las que el grupo no quería saber nada. Spector hizo el trabajo a su manera. Llenó las canciones de arreglos orquestales y añadió en algunos temas enormes coros. El disco, «Let It Be», se publicó en 1970, cuando los Beatles ya se habían separado. Un disco que provocó polémica muchos años después.

Mientras el mundo seguía disfrutando de sus creaciones, el creador de estas pasaba en una prisión de California las Navidades de la última década, cumpliendo condena por el asesinato de la actriz Lana Clarkson, a la que mató de un disparo en la boca, según refleja la sentencia que le condenó a 19 años de cárcel.