Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El legado nunca visto de Gori Muñoz

Las hijas del artista valenciano han creado una web que reúne la trayectoria de su padre con cientos de obras

El artista valenciano Gregorio «Gori» Muñoz, en su mesa de trabajo. archivo familiar |

Un trabajo variado. 1 Una de las obras que componen la serie de Los Toros, de Gori Muñoz. 2 Uno de sus últimos trabajos.

El legado nunca visto de Gori Muñoz | A. FAMILIAR

3 Escenografía para la película «Rosaura a las diez». F

El legado nunca visto de Gori Muñoz

El artista plástico, escenógrafo y pintor Gregorio -«Gori»- Muñoz (València, 1906-Buenos Aires, 1978) destacó desde muy joven por sus colaboraciones como ilustrador, dibujante y caricaturista en varios diarios y revistas. Vinculado a las vanguardias de su época, formó parte del círculo de Josep Renau, con quien trabajó en la Dirección General de Bellas Artes de València y en el Pabellón de España de la Exposición Internacional de París en 1937. Hoy, sin embargo, en su tierra natal no hay grandes referencias a su legado, compuesto por cientos de trabajos, la mayoría fuera de España como exiliado republicano. Han sido sus hijas, Carmen y María Antonia, desde Francia y Brasil, las que han tenido que poner en marcha una página web para que la memoria de su padre no se diluya en el tiempo. Sin embargo, estarían dispuestas a ofrecer este legado a alguna institución valenciana para poner en valor el trabajo de su padre.

El legado nunca visto de Gori Muñoz

Republicano activo

Sus hijas, en colaboración con Rosa Peralta, autora de artículos y un «valioso» texto sobre su vida y obra, recuerdan cómo Gori participó activamente en la Sección de Artes Plásticas de la Alianza de Intelectuales Antifascistas y en la Subsecretaría de Propaganda del Gobierno de la República, durante la guerra civil. Al finalizar la contienda se refugió en Francia, desde donde partió rumbo a Chile, con su mujer María del Carmen García Antón -actriz de la compañía La Barraca, de Federico García Lorca- y su primera hija, recién nacida. Se afincaron en Buenos Aires y allí nació su segunda hija e hizo gran parte de su carrera.

El legado nunca visto de Gori Muñoz

«En Argentina, desarrolló una intensa actividad profesional. Como escenógrafo y director de arte es considerado un innovador del decorado cinematográfico y del cine argentino», recuerdan sus hijas. Por su trabajo recibió 30 premios, realizó los decorados y figurines de 162 montajes teatrales en Buenos Aires y Montevideo, publicó artículos y libros, colaboró como ilustrador en diversas revistas y editoras y montó varias exposiciones de pintura.

El legado nunca visto de Gori Muñoz

Gori murió en 1978 sin haber regresado a España. Pidió ser incinerado y que sus cenizas fueran arrojadas al río: «Ellas solas sabrán encontrar el camino de València», dejó dicho. Y así se hizo, explica a Levante-EMV su hija Carmen.

El legado nunca visto de Gori Muñoz

La serie inédita de los toros

Las hermanas repasan en la web la vida y trabajos de su padre -cine, teatro, ilustraciones...-, y de todos ellos, Carmen Muñoz destaca una serie de toros nunca vista. «Mi padre tenía muchos cuadros de toros. Él hubiera querido enseñarlos. Estos cuadros son excelentes y merecen que sean vistos», asegura la hija mayor de Gori Muñoz, al otro lado del teléfono desde su casa en Francia.

El legado nunca visto de Gori Muñoz

«Los tenemos mi hermana y yo en casa y nunca han sido expuestos. Hace muchos años, 30 quizás, mi madre estuvo en contacto con alguien de València que le dijo que los iba a exponer y se mandaron por correo. Y todo el paquete que yo tengo ahora se quedó allá y al cabo de años mi madre se enfadó porque se enviaron y no se expusieron. Se quedaron en algún sótano. Me encargó que los recuperara. No recuerdo quién los pidió. Solo escribí diciendo que estábamos muy disgustados y pedimos que nos lo devolvieran», dice Carmen Muñoz, quien asegura que estaría «encantada» de que una institución valenciana expusiera ahora esa serie taurina.

El legado nunca visto de Gori Muñoz

La hija del artista destaca también la serie «El teatro en silencio», un conjunto de imágenes que su padre pintó sobre las salas cuando el público las abandona tras la función. «Queda todo como triste. Es una serie preciosa y solo tengo uno o dos, mi hermana tiene alguno más. Hay gente que tiene porque a cada actor le regalaba uno. Mi padre era muy generoso. La pena es que aquellos actores eran mayores y ya no queda nadie, quizás podríamos localizar a los descendientes. Creo -recuerda Carmen Muñoz- que la última de aquella época fue mi madre que murió a los 92 años», en 2007.

Sobre cómo era su padre en casa, Carmen señala que «fue un padre excelente», y «aunque de otra época, siempre nos alentó a que fuéramos independientes, a que estudiáramos y que fuéramos a la universidad. Para aquella época era muy moderno». Además, dice, «era muy simpático y gracioso, pero tenía su carácter. La gente lo quería porque era muy honrado», recuerda con cariño Carmen.

De su infancia en Argentina, Carmen Muñoz recuerda que «como había muchos republicanos españoles perdidos sin familia en Buenos Aires, todos los domingos mi madre hacía una paella para 15 o 20 personas. Había catalanes, vascos,… Todos unidos por la guerra y exilio y se cantaban canciones de la guerra», dice Carmen entre risas. «Era una casa muy sui generis, muy bohemia, pero con muchas reglas morales, aunque no éramos religiosos», señala.

El Benicalap de la infancia

Pese a morir en Argentina, Gori nunca olvidó su València natal. «Hablaba valenciano con la actriz Helena Cortesina [considerada la primera mujer directora de la historia]. Le encantaba, su Benicalap de cuando era una zona pequeñita, campestre. Siempre me decía que se iba con los ‘xiquets’ a la Albufera», ríe Carmen. «La cosa de la infancia es muy fuerte y nunca se olvida».

Carmen Muñoz recorre para este diario los pasos de su padre por el mundo: «A los 15 años se fue a Madrid y luego a París con una beca. Tuvo que empezar a ganar dinero porque su padre murió. Le salió la beca para Europa en el año 33 y cayó en Alemania casi cuando llegaba Hitler. Se quedó en París porque hizo muchos amigos y después regresó porque tuvo responsabilidades en la decoración del Pabellón Español en 1937 en París. València nunca se fue de su mente pero nunca más volvió a vivir allí», lamenta la hija del artista.

Ahora, espera que esta recopilación del legado de su padre en forma de web estimule el interés de las instituciones valencianas por la memoria de su padre. «Sería un buen momento para recuperar su legado. No quiero que desaparezca. Esas obras tienen que estar en algún sitio. Y me encantaría que estuvieran en la tierra natal de mi padre», concluye Carmen -Gorita- Muñoz.

del cine a las fallas 1 Uno de los trabajos de Gori Muñoz para la obra «Los cuentos de Hoffmann».

Compartir el artículo

stats