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Paloma Sánchez-Garnica

"Ojo con los totalitarismos, el peligro existe y no debemos bajar la guardia"

«El debate y la polémica que se ha generado sobre Carmen Mola es bueno porque acerca nuevos lectores», afirma la escritora

Paloma Sánchez-Garnica, ayer en València. g.caballero

Sánchez -Garnica está «encantada» de compartir «vivencias» con «los Carmen Mola». Dice, mientras toma una taza de jengibre, que la experiencia de girar en compañía es como ir escribiendo «una gran historia».

El ruido es marketing. A usted, como finalista, el caso Carmen Mola ¿le beneficia o perjudica?

Siempre se ha dicho que hablen de ti aunque sea mal y yo estoy dentro del pack. Se ha creado debate y polémica y es bueno porque acerca nuevos lectores, aunque detrás de Carmen Mola no hay ningún planteamiento truculento. El sello del Planeta supone que dos libros se promocionen mucho y lleguen a nuevos lectores. Son libros que no compiten y si al lector le gusta Carmen Mola o mi novela lo bueno es que irán a por más. Se trata de crear nuevos lectores y, en esta ocasión, se ha hablado de libros que es lo importante. No me he visto perjudicada.

¿Es más fácil que se le publique una novela a una mujer que a un hombre?

No es verdad. Llevo en este mundo ya 15 años y me molestaba que se dijera que mis novelas iban dirigidas a mujeres. Nosotras estamos en la historia de la literatura porque formamos parte de la sociedad; ahora somos más mujeres las que escribimos porque nos estamos dedicando más a ello y hemos tomado nuestra posición en la sociedad.

Lo cierto es que las estadísticas dicen que las mujeres leen más y compran más libros escritos por mujeres.

Sí, pero no creo que nos fijemos en ello. Como lectora yo busco una historia que me atrape, conmueva y remueva por dentro y me da igual que la firme un hombre o una mujer. Lo que quiero es una buena historia.

¿Con qué se va a encontrar el lector en «Últimos días en Berlín»?

Con historias cotidianas contadas a pie de calle en una época muy convulsa pero fundamental para la Europa del siglo XX. También con un triángulo amoroso y con el amor en el sentido más amplio de la palabra; con una amistad forjada en condiciones brutales y tremendas y sobre todo con una trama de búsqueda y de intriga que estoy convencida de que mantendrá pegado al lector a cada página.

¿Es una novela histórica o romántica?

Ninguna de mis novelas son históricas. Está ambientada en una época y ahí pongo a mis personajes que son seres humanos con historias pequeñas. Lo que quiero es entender y comprender cómo gestionan sus sentimientos y la capacidad que tienen de actuar con unas leyes, prejuicios, principios morales y costumbres determinadas lo que condiciona a la hora de actuar. La capacidad que nosotros tenemos para decidir sobre nuestra vida no la tenían las personas en la época de los nazis o en la época estalinista y eso es lo que trato en la novela, cómo esas personas gestionan el odio, el amor, sus inseguridades, anhelos, sueños o la capacidad de querer vivir.

¿Por qué eligió ese periodo histórico?

Escribo para aprender y me interesaba entender qué falló en esa sociedad alemana, que es muy parecida a la nuestra, para que siguiera, ensalzara y apoyara de manera tan entusiasta a un personaje como Hitler y al nazismo que es lo que llevó a Europa al horror de la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué falló? ¿qué ocurrió?

En la novela, aunque el protagonista es un hombre, se ve la guerra a través de los ojos de dos mujeres como son Claudia y Krista.

Es una novela muy coral. Con Yuri los lectores irán de la mano por toda la historia, pero las dos mujeres son muy potentes. Son dos mujeres contrarias que se enamoran de forma apasionada del mismo hombre. Claudia es nazi y convencida de que el nazismo es la solución para Alemania y Krista es una chica con principios pero que tuvo que callar por sus seguridad y la de los suyos.

¿La historia puede ser una advertencia?

Sí, porque Primo Levi dijo, respecto al horror del holocausto, que ocurrió y puede volver a ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar. Ojo con los totalitarismos, el peligro siempre existe y no deberíamos bajar la guardia porque nos creemos, como sociedad democrática avanzada, que los males y las tragedias no nos pueden afectar y la historia demuestra que nos equivocamos. No estamos exentos de los males ni de las tragedias del pasado, no con los mismos métodos, pero sí con los mismos resultados. Deberíamos estar alerta. Edmund Burk dijo que el mal solo triunfa cuando los hombres buenos no hacen nada. Y en Europa hubo mucha gente que miró hacia otro lado y estuvo pasivo.

¿Qué paralelismos encuentra entre aquella Europa y la actual?

Debemos estar alerta. La sociedad alemana era muy vulnerable y fácilmente manipulable. Debemos ser una sociedad con capacidad de plantarle cara al poder.

Ha ganado los dos premios más importante de novela. ¿Ahora qué?

Mi presión y ambición siempre es escribir mi mejor novela. Ni siquiera pienso en los lectores, a mi lo que hago me tiene que fascinar y apasionar porque si no la historia se me deshace. Tengo en mi cabeza un nuevo proyecto pero quiero que primero me atrape a mí esa historia. Disfruto con el acto de escribir y en la realidad paralela en la que me introduzco

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