Entrevista | David Moliner Compositor y percusionista

"Hay un exceso de música rápida que deberíamos frenar"

El compositor valenciano David Moliner estrena mañana en Les Arts «Alma Grial», un encargo del Palau de la Música, con la OV

David Moliner, en concierto.

David Moliner, en concierto. / Levante-EMV

Begoña Jorques

Begoña Jorques

El percusionista y compositor valenciano David Moliner (1991) estrena mañana en el Palau de les Arts su obra Alma Grial, un encargo del Palau de la Música, que interpretará la Orquesta de València (OV), bajo la batuta de su director titular, Alexander Liebreich. En cerca de 20 minutos traslada al universo musical el trascendental momento en el que cuerpo y alma toman sus respectivos caminos al morir. Cuando Liebreich le encargó una obra -explica Moliner a Levante-EMV- «acababa de morir mi abuelo, vi el proceso de ver morir a una persona, fue muy intenso, así que esta obra es casi un proceso catártico», dice el músico.

Obra mística para orquesta

Alma Grial es una obra mística a gran escala para orquesta, que se divide en dos partes: «Alma» y «Grial». Según Moliner, «‘Alma’ tiene varios procesos de ruptura mental, para desprenderse del cuerpo y ser plenamente ella misma, convirtiéndose así en espíritu. Cuando ‘Alma’ se convierte en espíritu, entonces mistifica el ‘Grial’. ‘Grial’ simboliza la nobleza más sincera del espíritu humano, sin egoísmos, vanidades o cualquier tipo de arrogancia».

Su obra, defiende, «tiene mucho tratamiento expresivo». «El gesto corporal me fascina», dice el percusionista, que defiende el ritmo como dimensión, igual que «Wagner buscaba que los cantantes representaran», explica.

Es firme defensor de la «música culta», aunque lamenta que haya muchos «prejuicios no fundamentados» sobre ella y la música clásica. «El público solo debe tener un oído activo», anima a aquellos a los que aún le cuesta acercarse a esta música. Y hace un símil con la comida: «Me puede gustar la pizza, pero las espinacas también son necesarias». «Si el público tuviera menos prejuicios se fascinaría», insiste.

El público que acude a sus conciertos, asegura, es «muy variopinto, pero noto una preparación más directa». Por ello, no repara en pedir más «puntos de apoyo» a las instituciones públicas en materia de promoción de la música denominada culta que, para él, no es solo la composición clásica o contemporánea, sino también determinado pop o jazz.

El músico valenciano David Moliner.

El músico valenciano David Moliner. / Levante-EMV

Una orquesta, «entregada»

A la OV dice que la ve «entregada» a su obra, que defenderán mañana. Pero eso no quita que «cuando veo mis obras sobre el escenario y yo no toco ni dirijo lo paso mal». «Cruzo los dedos para que todo salga bien», explica, aunque está convencido de que así será. 

Moliner no viene de familia de músicos, pero su historia con el arte resulta muy poética. Cuando era -aún- más joven viajaba bastante en tren. Y ahí nació su amor por la música clásica. «La escuchaba en el tren y me relajaba», recuerda Moliner, que no es capaz de decantarse por su labor de percusionista o compositor. Eso sí, asegura que «la composición es algo casi terapéutico». «El cuerpo requiere que le hagamos caso, la expresión corporal es muy importante».

Trabajo internacional

Su música ha sido interpretada por solistas de grandes conjuntos de Austria, Alemania, Francia y, por supuesto, España. Ha girado por Portugal, Chile, México, Suiza, EE UU o China. Pierre Boulez Saal realizó una velada de retratos de sus obras de música de cámara con músicos de West-Diván Orchestra y Barenboim Said Akademie. Y Plural Ensemble hizo un retrato de parte de su música más reciente. También estrenó su concierto de percusión Figuratio I, Mein Logos! con la Joven Orquesta Nacional de España. Sin embargo, asegura con humildad que «no tengo una ambición a gran escala, no he pedido nada», explica para después avanzar que ya tiene próximos proyectos en Lucerna y Berlín.

Lo suyo es un trabajo que se fragua a fuego lento, como los buenos guisos. La obra que mañana estrena la OV le costó tres meses de trabajo. «Hay un exceso de música rápida que deberíamos frenar», defiende este músico que considera que componer música culta hoy es «un acto de resistencia». Rechaza, sin embargo, el concepto de «música culta» desde un punto de vista «pedante». «De lo que hablamos es de culturización», concluye.  

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