Los dos chistes que mataron a Bluff

Un libro reivindica la obra de Carlos Gómez Carrera, uno de los principales dibujantes de «La Traca», y recupera el proceso por el que fue sentenciado a muerte tras publicar dos historietas en la revista «Redención»

Fotografía de Bluff en la revista Crónica en 1934.

Fotografía de Bluff en la revista Crónica en 1934. / L-EMV

Voro Contreras

Voro Contreras

El 28 de junio de 1940, el dibujante Carlos Gómez Carrera, conocido con el sobrenombre de “Bluff”, era fusilado por el gobierno franquista en el paredón de Paterna. Esa mañana, “Bluff” había salido de su celda de la Cárcel Modelo de València caminando con las manos en la cabeza y diciendo que él “había dibujado lo que le habían mandado, porque era un profesional”, según recordaba años después otro recluso. Junto al dibujante iba su editor, Vicent Carceller, propietario de la muy anticlerical y antifascista revista La Traca, quien se despidió de sus compañeros de prisión con un sereno y digno “descansad en paz”. También Carceller fue fusilado.

Madrileño nacido en 1903, "Bluff" había llegado a València a finales de 1936 junto a su esposa y su hija y ya con la fama de ser uno de los caricaturistas y humoristas gráficos más importantes de la capital. Había trabajado en “Gutiérrez”, la gran revista que sirvió de plataforma para la renovación estética del humor en España, y, una vez en València, en La Traca, donde publicó algunas de las viñetas que la dictadura tuvo en cuenta para encarcelarle y fusilarle al terminar la guerra civil.

En una de estas viñetas, por ejemplo, "Bluff" dibujó a un Franco coqueto y afeminado con el culo en pompa y con un racimo de plátanos sobre la cabeza. Y en otra, un médico le dice al futuro dictador que tiene “la retaguardia muy poco sana”. En las portadas y páginas interiores de La Traca "Bluff" también ataca a los curas, a los “camuflados”, a los “bulistas”, a los aliados de Franco e incluso a los gobiernos europeos incapaces de parar a los fascistas.

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Restitución e investigación

Pero hay dos chistes que no publicó en La Traca sino en Redención -una revista hecha por y para los presos del régimen- que fueron determinantes para que el dibujante acabara ante el pelotón de fusilamiento. Dos chistes alejadísimos del vitriolo de sus historietas antifascistas pero que precipitaron su ejecución, tal como defiende el valenciano René Parra en "Bluff, la muerte de un dibujante", que acaba de publicar El Nadir Ediciones.

El libro de Parra tiene dos objetivos. Uno, restituir la trayectoria y obra gráfica de Gómez Carrera y reivindicar un talento que ha quedado sepultado bajo capas de silencio y miedo. Y dos, subrayar el carácter excepcional de la ejecución de Bluff, que se produjo tras un proceso y una acusación basada en el supuesto “doble sentido” de aquellas dos historietas que publicó desde la cárcel en Redención. “Las historietas que terminaron de sentenciar a Bluff eran manifiestamente inocuas, dibujos humorísticos de una perfecta inocencia; rara vez la severidad de una pena resultó tan incongruente y, por tanto, tan monstruosa”, señala el historiador.

Un vistazo a los dos chistes sirven para confirmar esta idea. En uno se ve a dos pescadores que acaban peleando por un mismo pescado. En otro, el viento le arrebata a un señor su sombrero, que ha acabado aterrizando tras una tapia junto a otros sombreros. Dos chistes, por cierto, que el propio Bluff ya había publicado con escasas diferencias antes de la guerra civil.

Puños cerrados y estrellas

Estas viñetas aparecieron en “Redención” en abril de 1940 . En mayo, el director del Reformatorio de Adultos de Alicante, Manuel Guerrero Blanco, le escribía al Director General de Prisiones, Máximo Cuervo, para alertarle de la interpretación que, según él, muchos presos hacían del chiste de los pescadores: uno es un requeté y otro es un falangista que “pescan en aguas de España” y que en la pelea “aparecen, disimulados, puños cerrados, estrellas comunistas de cinco puntas, un gorro frigio y una mano abierta como en el saludo nacional, abatida”. “Es decir -concluye Guerrero-, el triunfo rojo sobre una supuesta España Nacional desunida”.

BLUFF Redención 20 abril 1940

BLUFF Redención 20 abril 1940 / L-EMV

Días después, Cuervo informa de estos hechos al auditor de Guerra de València, Fernando Bosch, y añade la interpretación del chiste del sombrero: “la rebelión marxista fusila detrás de una tapia a todos los señoritos y boinas rojas”.

BLUFF Redención 27 abril 1940

BLUFF Redención 27 abril 1940 / L-EMV

Se inició entonces una investigación que incluyó interrogatorios a confidentes (reales y supuestos), responsables de prisiones y al propio dibujante que, por supuesto, niega cualquier doble intención en los chistes que protagonizaba el personaje Don Canuto. Tal como apunta René Parra, "Bluff" ya estaba condenado de antemano como condenada al olvido estuvo también su obra, “al menos durante el reinado de sus verdugos y aún varias décadas después. Sirva este libro de contribución a su memoria”.  

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