La barraca del Tío Aranda: el renacer de la barraca más antigua

La Barraca del Tío Aranda, del siglo XVIII, ha sido restaurada y está abierta al público

Acoge a los miembros de la Asociación de Vela Latina y también se harán en ella encuentros empresariales

Barraca en su estado actual.

Barraca en su estado actual.

La Barraca del Tío Aranda -o dels Arandes-, situada en el Palmar, ha vuelto a abrir sus puertas, después de una restauración de cuatro años que ha conseguido mantenerla en pie. Dicen de ella que es la más antigua de la Comunitat Valenciana, pues datan su origen en el siglo XVIII.

Ahora, ya renovada, se integra en el proyecto del Club Deportivo Empresarial Alcatí, que ya ha restaurado otras construcciones patrimoniales valencianas en l’Albufera. Han sido cuatro años de trabajos peculiares, pues la construcción cuenta con un alto grado de protección y la restauración se ha hecho, además, siendo respestuosa con la historia y manteniendo los elementos y materiales con los que la barraca se levantó en su momento. 

«El nivel de protección es el mismo que el de la Lonja y la Catedral de València. Todo se ha hecho con materiales naturales, con cañas, adobe para los muros con una mezcla de cáscara y paja de arroz, pavimentos de cal y tierra, yeso….», explica Elisa Valero, directora de Economía 3, gestora del Club Deportivo Empresarial Alcatí. Pero, por ejemplo, sí que se han aplicado elementos de la construcción actual en, por ejemplo, el tejado, para protegerlo de la lluvia o el fuego.

Uno de los espacios de la barraca.

Uno de los espacios de la barraca. / L-EMV

Valero explica que han sido cuatro años trabajando en la recuperación de la barraca, que se encontraba en muy mal estado, y que ya ha sido inaugurada. «Estamos recuperando el patrimonio histórico de la zona para que la sociedad pueda conocer estas edificaciones y también que sirvan como punto de unión empresarial», detalla.

Así, la del Tío Aranda se suma a la Barraca Fang i Pallús y al Motor del Tancat del Alcatí, que ya se han restaurado dentro del mismo proyecto, siempre con el objetivo de realizar encuentros empresariales -como los Atardeceres Alcatí-; networking y crear sinergias entre empresas; divulgar la gastronomía de la zona; y promover el deporte autóctono de la vela latina, pues la asociación también forma parte del club deportivo.

Secretos tras la restauración

En pleno centro del Palmar, los trabajos sacaron a la luz elementos que confirman que data del siglo XVIII, como el tipo de corte de la madera o las bisagras, aunque siempre se había fechado su construcción en el XIX. Asimismo, una curiosidad es que se ha descubierto que, a diferencia de muchas otras, esta tenía «la culata redondeada, no cuadrangular como suele ser habitual, para protegerse de la humedad y el viento, pero se piensa que se expropió para hacer la calle y por eso ahora es cuadrada», explica Valero.

La barraca, a la que se intentó sin éxito dar otros usos (como el de la hostelería), cuenta con una estancia bajo, que es un salón pequeño; una cocina; un aseo y el espacio del altillo. Además de los eventos que acoja y del uso que le den los miembros del club deportivo y empresarial, o la Asociación de Vela Latina, la barraca también está abierta al público.

Como publicó este diario en 2020, la construcción -que era la única que mantenía canyes y borró, el suelo de la época y las parades de adobe- llegó a estar en muy mal estado, temiendo los vecinos un derrumbe, ya que estaba apuntalada por dentro y con boquetes en la paja del techumbre.

La cocina de la barraca.

La cocina de la barraca. / L-EMV

Los herederos de la familia Aranda la vendieron en 2018 a unos empresarios, que no pudieron darle el uso que pensaban al ser un Bien de Relevancia Local dentro del Área de Etnología. 

Ahora, empieza el renacer de la barraca más antigua, que seguirá ligada a su historia la l’Albufera, contribuyendo también al mantenimiento de la vela latina. La restauración la ha realizado un equipo dirigido por Fernando Vegas y Camilla Mileto, arquitectos y catedráticos titulares de la Universitat Politècnica de València (UPV). En la última fase de restauración de la barraca ha estado involucrado también el arquitecto Miguel Ortiz, y a pie de obra ha estado el aparejadors Salvador Tomás Vázquez.