Antonio Reyes traspasa el alma

El cantaor de Chiclana de la Frontera (Cádiz) ofrece un gran recital en el Teatre Talia de València acompañado magistralmente del guitarra Joni Jiménez

El cantaor de Chiclana de la Frontera, Antonio Reyes, durante un concierto

El cantaor de Chiclana de la Frontera, Antonio Reyes, durante un concierto / Carmen Fernández-Enríquez

Jaime Roch

Jaime Roch

¿Y qué es lo que queda de este concierto de Antonio Reyes en el Teatre Talia de València? ¿Qué resta en nosotros de lo vivido -como diría el poeta Francisco Brines- en un patio de butacas frente a aquel cantaor de Chiclana de la Frontera (Cádiz) que estuvo acompañado magistralmente del guitarra Joni Jiménez? La emoción de su cante. Su milagrosa compañía nos arrastraba hasta allí un martes por la tarde de un noviembre que parecía más primavera que otoño. O casi verano.

Y es que en el cante de Antonio Reyes existe una virtud que siempre atesoraron los más grandes artistas de nuestro tiempo: un sentimiento monumental, vibrante, apasionado, casi fogoso. Un lenguaje en definitiva que es un océano de emoción. Una esencia que gotea, que te golpea la frente, que te cubre el alma y la traspasa como si su cante quedara ensartado de un alfilerazo en nuestra memoria.

El temple de su voz, la caricia de su sentimiento, la potencia de su desgarro, la sed de vida, el calor de su entrega, su viva experiencia, el conocimiento de la raíz del flamenco, ese regusto de lo añejo… todas esas virtudes calaron hasta los huesos en lo que supuso un gran recital de Antonio Reyes dentro del ciclo Panorama Flamenco.

Caracol y 'Pansequito'

Encima del escenario, el cantaor de Chiclana de la Frontera parecía un Jesucristo resucitado. Su melena larga, su barba recortada pero con cierto desaliño y su tez morena reforzaban la imagen de su cuerpo, hundido en sí mismo en el traje para soltar su leyenda y transformarse. Su corazón sereno, como de un inocente niño, proyectó un homenaje a los 'maestros' del flamenco que le inspiraron en su trayectoria como son Manolo Caracol y José Cortés Jiménez ‘Pansequito’.

El cantaor de Chiclana de la Frontera

El cantaor de Chiclana de la Frontera / Carmen Fernández-Enríquez

"Viva Pansequito", le gritaron desde las butacas cuando terminó una soleá que había escrito su propio maestro. Unas tarantas dedicadas al mismo Caracol abrieron el concierto después del solo de guitarra de Joni Jiménez, un músico que tuvo una comunión extraordinaria con Reyes encima del escenario y que dejó grandes detalles técnicos, con falsetas y acabados únicos, muy trabajados. Sin duda, este guitarra de Madrid, algo desconocido para el gran público, tiene el futuro por delante por su enorme talento en sus muñecas y su virtuosismo con el instrumento en sus manos. Tanto es así que entre el público despertó la misma pasión que Antonio Reyes. Joni Jiménez es primo de Diego El Cigala y nieto de Araceli Vargas, guitarra gitano que acompañó a artistas de la talla de Manolo Caracol, La Niña de los Peines, Rafael Farina o Farruco. Así que de (buena) casta le viene al galgo.

'Tus ojillos negros'

La seguiriya y las alegrías de Cádiz de Camarón de la Isla, tituladas Tus ojillos negros, fueron el punto álgido del concierto del cantaor de Chiclana de la Frontera. Tampoco faltaron las bulerías o los fandangos para poner el broche de oro a un concierto brillante. El público se entregó: "Eres el mejor, Antonio. Te quiero", le gritó un espectador de avanzada edad cuando terminó las alegrías, un cante que puso a todo el patio de butacas en pie. Y bajo ese manto de la emoción, Antonio Reyes triunfó como lo hacen los grandes toreros: gracias a la entrega.

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