Obituario

Marcel Marata, el hombre que llevó la música a donde no había nada

El fundador del Festival Itinera de música en pueblos en peligro de despoblación fallece en un accidente de tráfico

El Festival Itinera Iberia clausura su edición de 2023 en la Serranía de Cuenca

El Festival Itinera Iberia clausura su edición de 2023 en la Serranía de Cuenca / Fernando Bustamante

Amparo Soria

Amparo Soria

Marcel Marata disfrutaba de la música. No es una frase hecha, aunque suene convencional por manida: era un hombre que gozaba especialmente con el jazz, se lo creía, lo tocaba, pero no dejaba de descubrir nuevos ritmos, estilos, se abría a nuevos grupos. Se deleitaba, se regodeaba en los acordes, en los solos, con las voces. Era un apasionado, y en un mundo donde la música está al alcance de todos, decir que Marcel Marata era alguien que creía en la música y en su poder es algo verdaderamente excepcional.

Con esa creencia impulsó el festival Itinera, para llevar la música allí donde no queda nada. Fue la pandemia el trampolín que le empujó a reinventarse en algo que había sido el leit motiv de su vida: los conciertos. Además de ir por todo el mundo escuchando a sus artistas y grupos favoritos, acercaría toda esa música a los que tienen menos oportunidades de llegar a ella solo por vivir en lugares donde es difícil acceder a ella. Montó escenarios en centenares de micropueblos de la Cataluña, y luego extendió su influencia en la Comunitat Valenciana, Castilla-La Mancha, Aragón o Navarra. Pueblos y micropueblos que, durante una noche, ofrecían a sus vecinos y vecinas la oportunidad de conocer el country o el soul. Todo ello apoyando a artistas pequeños y locales de toda España, que desplazaba a uno u otro pueblo para cruzar no solo música, sino también identidades.

Tenía en el tintero hacerlo aún más grande, pero ha dejado un buen grupo de herederos de esa pasión que lo llevarán a cabo. Llevó el folk, el gospel, la música de cámara, el pop o el rythm&blues a pueblos donde nadie antes lo había tocado, acuciados por la despoblación, y mostró a los demás lo que él mismo había aprendido por sí solo: que la música es un valor social, una medicina, un remedio. Un catalizador de estados de ánimo que elevó a su máxima expresión cuando montó su propio grupo, Jazztast.

Esta mañana, un terrible accidente de tráfico se ha llevado a Marcel. Salió de madrugada de su casa en Ullastret, donde vivía en un valle junto a su mujer y se dirigía a Lleida a firmar un convenio con una entidad bancaria que iba a apoyar el crecimiento de su festival, para que traspasara más fronteras de las que ya había saltado. Itinera seguirá adelante porque el promotor musical se ha encargado de dejarlo ya criado, a punto de madurar, para que pueda seguir ofreciendo a los demás esa fascinación que solo la música es capaz de provocar y que ahora, también, será la forma con la que se le recordará a él.