Entrevista | Sergio del Molino Premio Alfaguara 2024

Sergio del Molino: "El pasado siempre nos acecha de alguna forma"

La última novela de Sergio del Molino, "Los alemanes", se ha alzado con el Premio Alfaguara

Sergio del Molino.

Sergio del Molino. / Levante-EMV

Saray Fajardo

Saray Fajardo

La memoria, la culpa o la amenaza que el pasado tiende sobre el presente protagonizan «Los alemanes», la última novela de Sergio del Molino, con la que ha conseguido el premio Alfaguara 2024 y que presenta esta tarde en València. La historia transcurre en 1916, cuando llegan 600 alemanes desde Camerún. 

La obra plantea a los protagonistas si son culpables de los hechos cometidos por sus padres. ¿Es posible deshacerse de ese pasado familiar?

Creo que no es posible deshacerse de ningún pasado porque el pasado es lo que nos hace, es lo que somos. No es sólo de donde venimos, sino la sustancia de la que estamos hechos. Aquí hay una tensión entre vidas que quieren hacerse nuevas y asumir la responsabilidad sobre las cosas que les corresponden a ellos, pero el pasado siempre acecha de alguna forma u otra y les pesa muchísimo como nos pesa a todos. Es algo que está ahí y forma parte de nosotros, como los huesos, el aire... El pasado es la esencia de la que está hecho el mundo. De hecho, caminamos sobre muertos. Por eso, la obra empieza y termina en un cementerio porque los muertos y los vivos compartimos espacio. No vivimos en lugares separados. Los muertos siempre están presentes en la vida de los vivos y nos configuran.

La novela transcurre en un cementerio bastante curioso, ya que está gestionado por las propias familias alemanas.

Empieza con el entierro de Gabi, el hermano mayor, y termina en el cementerio. El cementerio es muy importante para esta comunidad alemana porque es el lugar donde se reúnen, donde la comunidad cobra conciencia de si misma. Se reúnen los sábados. En la realidad, fuera de la novela, también lo hacían para cuidar el cementerio. En ese ritual, toman conciencia de dónde proceden y quiénes son. Hacen comunidad. Es una cosa que han ido manteniendo. Tiene que ver con la relación que los alemanes tienen con los cementerios, que no tiene nada que ver con esos lugares apartados y tétricos, sino que están integrados en ciudades y son lugares de paseo. Son lugares paradójicamente vivos. Es un cementerio raro. Hay muchos cementerios alemanes por el mundo. Como para ellos son importantes, las colonias alemanas han creado el suyo propio para que sus muertos no acaben diluidos en los cementerios generales de las ciudades. En Zaragoza lo hay y es un lugar que gestionan las pocas familias que quedan. No es un terreno público, sino que lo cedió el ayuntamiento hace unos cien años y lo siguen gestionando.

¿Este cementerio ha atraído el foco mediático tras la publicación del libro?

Es un recinto privado, que está cerrado. Es un lugar que requiere que un miembro lo abra, por lo que hay que molestar a este señor. Ha habido un revuelo mediático en un lugar que la mayoría de zaragozanos desconocen. Es un lugar prácticamente secreto, que se ha convertido en un lugar muy transitado y filmado.

¿Por qué decide centrarse en esta parte de la historia tan poco conocida?

El hecho de que sea desconocida ya es un aliciente. Si estuviera contada, no me interesaría tanto. El hecho de que sea poco conocida hace que sea un territorio virgen para poder indagar muchas cosas. Me sirve para contar muchos asuntos que me interesan mucho, que tienen que ver con el desarraigo, la desubicación... Buena parte de mi literatura trata de gente y de cosas que no están en su sitio. Muchos de mis personajes están desubicados. Estos alemanes de Camerún tienen una desubicación muy peculiar y rara porque parecen exiliados, pero, en realidad, no lo son tanto. Eran colonos privilegiados, pero han sido expulsados de su lugar y tienen ese desarraigo. No son inmigrantes económicos, pero comparten esa sensación de tener que empezar de cero en otro sitio con una lengua que no predominan. Comparten un desarraigo muy frágil y vulnerable del mundo, pero ellos son poderosos. Tienen recursos y poder. Eso les hace muy paradójicos. Eso me interesa mucho. Ese desarraigo les hace pensar de otra forma y les hace muy conflictivos y muy sugerentes de forma literaria.

La narración está contada desde distintos puntos de vista. ¿Pretende reflejar que no existe una sola verdad?

Está contada por cuatro voces distintas, que van contando desde su punto de vista lo que ellos saben. En la narración, el punto de vista es importantísimo como lo es en todas las narraciones. Lo es hasta en una conversación de café porque hablando con unos amigos, cada uno lo va a contar de una manera distinta. El punto de vista es lo que diferencia y lo esencial. Las cosas no nos interesan por lo que cuentan, sino por quien las cuenta y como las cuenta. Eso es fundamental en la literatura. No cuentan la misma realidad porque están llenos de prejuicios, de informaciones sesgadas, otros tienen unos odios que les hacen interpretar la realidad de otra forma. Es el lector el quien tiene una visión completa de las cosas y puede sobrevolar todas las visiones y hacerse una idea completa de la historia.

¿Ha habido algún narrador que haya sido más difícil de crear?

No, ninguno. Me divierto mucho poniéndome en la piel de todos. A todos les he prestado cosas mías y con todos he jugado.

Es como los hijos, que, al final, a todos se les quiere igual.

Yo creo que siempre hay favoritos. Tengo personajes favoritos, pero no porque me resulte más fácil crearlos, sino porque les tengo más cariño y simpatía. Nos pasa con todos los seres humanos. Yo en el libro tengo una debilidad por el personaje de Berta. Me parece que quizá le doy mejores frases que a otros. Me cae mejor que otros personajes.

La obra ha recibido el premio Alfaguara 2024, que ha contado con Juan José Millás, Pilar Reyes o Rosa Montero como parte del jurado. Le premiaron por unanimidad. ¿Qué cree que les puede haber cautivado?

Según me contaron, les convencieron muchas cosas. Yo creo que básicamente la solidez de la narrativa de la historia. Disfrutaron leyendo la novela. Les cautivó la historia, no tanto el trasfondo histórico, sino los personajes y como va creciendo el secreto que les atenaza a todos. Eso lo fueron desgranando ellos. Fue un momento muy bonito y muy extraño por mi parte al escuchar a escritores que tanto admiro hablando de mi historia. Como pasa con los narradores, cada uno se fijó en una parte de la obra. Por ejemplo, a Millás le gustó más la parte histórica, a otros la parte sentimental o política. A mí me gusta mucho la experiencia cuando le doy a leer el libro a mis amigos antes de publicarlo. Cada uno me da una lectura distinta y eso me fascina. Eso es la vida. Nos fijamos en cosas distintas y tiene que ver con lo que nos llama la atención, con lo que nos gusta...

Fue jurado de este premio, lo cual hace más valioso este galardón, ya que sabe todo lo que hay detrás de la valoración.

Para mí muchísimo más porque sabía como funcionaba, como son las deliberaciones, como se llega... Sé como funciona el premio por dentro y como son las discusiones literarias. Sé que es duro imponerse. No esperaba el premio porque si lo esperas, te vuelves loco. Fue un subidón enorme porque puedo imaginar las discusiones del día anterior.

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