Borja Domecq: "Hubiese indultado a ‘Horroroso’ en 2019"

El ganadero de Jandilla vuelve a lidiar en València tras su ausencia de tres años dentro de un cartel formado por El Juli, José María Manzanares y Tomás Rufo

Borja Domecq, ganadero de Jandilla, durante la gala de presentación de la Feria de San Isidro 2023

Borja Domecq, ganadero de Jandilla, durante la gala de presentación de la Feria de San Isidro 2023 / EFE/J. J. Guillén

Jaime Roch

Jaime Roch

Jandilla regresa a València.

Es la primera del año y volvemos con la máxima ilusión porque tenemos un cartel con las figuras. Hay dos consagradas como Manzanares y El Juli y una de las grandes esperanzas del toreo como Tomás Rufo.

¿Cómo definiría a Rufo?

Es un torero clásico, puro y profundo. Tengo una gran ilusión puesta en Rufo, ya no solo como ganadero, si no como aficionado.

¿Cómo es la corrida?

Es seria, con cuerpo y trapío. Y sobre todo, es muy abierta de sementales.

La última vez lidió a “Horroso”, el mejor toro de las Fallas de 2019.

Fue una de las últimas alegrías de mi padre. Vivió la tarde con sus nietos en el tendido. Su nombre viene de su madre, que se llama “Horrorosa”, y su padre se llama “Cobrador”.

¿Cómo lo definiría?

Un toro fundamentalmente bravo. Pero a ello, se le unió la capacidad de templarse en la muleta, de reducir su embestida, además de la profundidad y el gran fondo. Quizás no pudimos verlo en todo su esplendor porque hacía muchísimo aire.

¿Lo hubiese indultado?

Sin duda porque soy un absoluto convencido de que el público es soberano. Lo hubiera echado a las vacas. De hecho, tengo un hermano suyo padreando.

¿Cómo te sentó?

Me resigné, pero ya está.

¿Te llevaste algún tipo de muestra?

Sí, me llevé pajuelas pero no eran de muy buena calidad. Así que ahora las tengo guardadas y, como tengo a un hermano padreando que me está dando muy buenas becerras, no las voy a utilizar.

¿Qué virtudes le gustan de ellas?

La bravura que, como ya la definió mi abuelo hace muchos años, es la capacidad de la lucha hasta la muerte. Al final lo que exigimos es que un toro salga y durante prácticamente 20 minutos no pare de moverse y de moverse bien.

Entiendo.

Al final a todos nos gusta que un toro tome las varas con intensidad y después que sea capaz de embestir bien durante 40 o 50 pases en la muleta. Y el que sea capaz de aguantar eso es un animal fundamentalmente bravo.

¿Qué aprendió de su padre?

Lo que soy como persona. Al final son muchas horas de convivencia y de ver muchos animales juntos. Entonces, aprendí una educación taurina.

¿En qué sentido?

El respeto al animal, su crianza. Saber ver las virtudes y los defectos del toro. Sobre todo, cuando te los torean las figuras del toreo. Así que de mi padre aprendí lo que es la base de la tauromaquia.

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