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La operación del siglo

La venta de Lerma, como era de esperar, ha sido «la clau que obri tots els panys» de la planificación 2018-19. Lógicamente, de contar con el ingreso de 30 millones y liberar a la tesorería de la ficha más alta a no hacerlo iba del cielo a la tierra. La ansiedad de bastantes levantinos, inflamada con las redes y su inmediatez, había generado un reguero de desconfianza en Tito y, en menor medida, en Quico. Son, poco más o menos, los mismos que el curso pasado no fueron capaces de discernir que había una buena plantilla pero un entrenador incapaz de sacar lo mejor de ella, como demostró Paco López. Su llegada fue una decisión arriesgada, por cierto, y un acierto sublime, del propio Tito. Al final Lerma se marcha al precio deseado y Dwamena y Moses aterrizan en Orriols. A tres bandas y perfectamente sincronizada es, sin duda, la operación del siglo: se refuerza el once con futbolistas de primer nivel y quedan más de veinte millones en caja.

La memoria es frágil en el fútbol -y en la vida, sí- pero nadie debiera olvidar la recta final de la temporada 2017-18. En los últimos once partidos de Primera desde que López tomó las riendas, el Llevant sumó más puntos que nadie (25), incluidos algunos repasos históricos como el de San Mamés o el 5-4 a un Barça campeón que perdió su imbatibilidad aquella noche de ensueño.

Todo eso lo consiguieron prácticamente los mismos que acaban de volver de Holanda más Lukic y Lerma. Valga el recordatorio para reivindicar que esta plantilla, antes incluso de los refuerzos, atesora quilates de fútbol.

De momento, además del ariete ghanés y el extremo nigeriano, han llegado Aitor y Prcic, dos fichajazos. Se quedan, afortunadamente, Róber Pier, Coke, Cabaco y Jason. Y de los cedidos se reincorpora Rubén García. Quedan incógnitas y trabajo por hacer, claro, pero la base es extraordinaria.

Hay que reforzar la medular: la marcha del cafetero, su coraje, su implicación, su radio de acción y su poderío van a dejar un hueco enorme entorno al círculo central de Orriols y también en el corazón del levantinismo. Su carácter y su fútbol dejarán huella, sin duda. Jefferson es la clase de tipo que, al margen de su despliegue técnico o físico, siempre quieres en tu once: honesto, esforzado, humilde. Deja en las gradas del Ciutat agradecimiento y los mejores deseos para el futuro. Va a ser muy complicado encontrarle sustituto, realmente.

Queda por decidir qué hacer con los cedidos del año anterior: Saveljich, Verza, Espinosa, Samu o Pepelu. Y con Sadiku, desgraciadamente lesionado el sábado. Es una incógnita la evolución de Iván López, que, con molestias, apenas ha jugado en Ermelo.

En cuanto a incorporaciones no hay que esperar muchas más: el sustituto de Jefferson Lerma y, tal vez, un central. La confianza, en todo caso, en el bloque del curso pasado es absoluta. A falta de salidas, este Llevant está mucho más cerrado de lo que parece. Y que un equipo apenas necesite unos retoques es siempre un síntoma ilusionante.

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