La pandemia nos obliga a ser fuertes en la perseverancia. Nos toca soñar y soñamos con ver Pelayo lleno como se llena en las grandes tardes ante el anuncio de una final nueva, que sólo podremos seguir por televisión. Una final renovada, cargada de ilusiones llegadas de las tierras que contemplan el Castellet, las calles que pisó el Nel, allí donde sacaron Tonico y Jan. Porque Murla, que se proclama «cuna de la pilota valenciana» es el espejo de las esencias más puras de este deporte: de allí han surgido grandes figuras, en lista demasiado larga para atreverse a enumerarla sin caer en la injustica del olvido. Murla, que apenas tiene quinientos habitantes es cuna de campeones. Giner, el «fill de Jan», es un terremoto de alegría que sabe transmitir cada vez que acaricia y golpea la pelota de vaqueta. Se ha metido en la final del Circuit Profesional, el torneo por equipos más grandes de este deporte y lo ha hecho de manera espectacular cuando hace cuatro días destacaba en las partidas de Llargues. Su progresión entre las paredes de un trinquete, con toda la carga técnica que rfequiere la Escala i Corda ha sorprendido a todos. Estará acompañado en esta gran cita por Pere de Pedreguer, la patria del legendario Chato, pueblo donde nunca faltaron las partidas del máximo nivel y por Álvaro, otro joven de exquisita calidad que llega desde l’ Hortaq Nord, del pueblo del Mestret: Massalfassar.

Frente a ese trío, el encabezado por Luis de la Vega, de Almussafes, que ofreció en la semifinal contra el trío de Puchol II, Héctor e Hilari dos recitales inolvidables. Nada le falta a este pelotari para convertirse en una leyenda. De la mano de su padre, enamorado del frontón, modalidad en la que asentó dos manos perfectas no dudó en luchar por ser el mejor entre cuatro murallas del trinquete. No tenía quince años y era capaz de jugar desde el dau, al aire con la izquierda y lanzar la pelota a la galería del marcador de Pelayo para asombro de los que recordaban que eso no lo había hecho nadie antes ni a esa edad ni consagrado entre las figuras de la Partida del Dissabte. De la Vega juega acompañado de otra de las figuras nacidas de las entrañas de Massalfassar, Javi, y de un pelotari de otra de las cunas de este deporte, Carlos de Genovés. Pueblos de comarcas diversas unidos por el amor a esa joya artesanal que es la pilota de vaqueta, en un deporte de artistas que dignifican esta heredada tradición. Pelayo estará vacio de espectadores pero si este pueblo valenciano tuviera el afecto a su historia, a sus tradiciones, los salones de cada casa enchufarían el canal donde emiten el más bello de los deportes para no perderse esta hermosa final. Y soñar que, más pronto que tarde Pelayo y cualquier trinquete volverán a vibrar con almohadillas al aire para honrar un golpe mágico de cualquiera de estos chavales que rinden tributo, por cuatro perras, al espíritu que cabalga por las venas y arterias del Nel de Murla, del Chato de Pedreguer, del Mestret de Massalfassar, de los viejos aficionados de Almussafes, o de Paco Cabanes, El Genovés.