Un torneo para derribar fronteras

Competirán las gentes unidas en lejanos tiempos de la Liguria, la Galia, Germania, Britania, o Hispania hoy representadas por las selecciones de Italia, Países Bajos, Francia, Euskadi, Valencia, Portugal, Inglaterra e Irlanda

Partida de pelota en los muros de la iglesia de Freixo de Espadas

Partida de pelota en los muros de la iglesia de Freixo de Espadas / Alberto Soldado

Alberto Soldado

Alberto Soldado

En esta historia creativa del Juego de Pelota, los jóvenes del club de Quart de Poblet viajaron en las víspera de la Pascua de Resurrección de 2015 hasta tierras lusitanas cercanas a Lisboa para plantar una semilla que años después ha dado sus frutos. Escribíamos entonces que la fecha del sábado 4 de abril, “quedará como un hito simbólico. Constará como el día en el que el viejo territorio de la Lusitania inició un camino hacia el espíritu de los tiempos en que el herpastum romano entretenía a las gentes de Mérida, capital de la Lusitania o de Évora”, en el camino hacia la mar océana.

En aquel 2015 hubo intentos de que el pádel con paredes de metacrilato ocupara los espacios arenosos del templo dedicado a la diosa Diana, en Mérida. Mostrarse como sucesores de los viejos juegos romanos de pelota a mano. Esa impostura no cuajó,afortunadamente. “Si allí se hubieran presentado los emperadores de la pilota, o sea, Genovés, Fredi, Sarasol, Grau y Álvaro, como hicieron aquel día en Sagunto – portada de nuestro diario- las puertas de la historia se hubieran abierto de par en par…”

Aquel día los jóvenes pelotaris de Quart de Poblet, en la Edetania, llevaron apretadas en sus manos las semillas para recuperar el juego en tierras de la Lusitania. Aquellas semillas han dado frutos hermosos y Portugal se cuenta ya entre los territorios que pueden a su vez plantar nuevas semillas por tierras que hablan como Camoens o Saramago.

Lucen hermosos los árboles que bordean el Duero a su paso por Freixo de Espadas. Los avatares de la historia han puesto fronteras divisorias en lo que fue la Lusitania. Fronteras que se eliminarán por la fuerza de los sentimientos y de la razón. A un lado del Duero, Portugal, al otro, España. A partir del Domingo de Resurrección, en la tarde del dos de abril, esas fronteras levantadas tras guerras o conflictos darán paso a la hermandad pues desfilarán por su plaza mayor las delegaciones que llevan en sus manos el viejo juego greco romano para reunir a las gentes unidas en lejanos tiempos de la Liguria, la Galia, Germania, Britania, o Hispania hoy representadas por las selecciones de Italia, Países Bajos, Francia, Euskadi, Valencia, Portugal, Inglaterra e Irlanda. Ocho formaciones que atendiendo al lema de unirse en la diversidad, sobre el asfalto de las calles, los muros del pabellón cubierto, el césped artificial y las paredes de su templo parroquial, disputarán el campeonato de Europa del deporte, este sí, directo heredero de la feninde griega. Juego de reyes y rey de los juegos. Y del pueblo.

Aquella expedición de 2015, guiada por le generosidad del reencuentro, adquiere hoy la condición de histórica. Fueron desafiando incomprensiones y menosprecios y hoy observan orgullosos los frutos de aquella aventura por tierras lusitanas