Ellas siempre estuvieron

Maria Teixidor: "El 'Se acabó' dio permiso públicamente a las mujeres para decir, reivindicar y ser"

A través de una serie de entrevistas, El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, quiere poner el foco en las mujeres que forman parte del deporte. Aquellas que siempre han estado, pero a las que no siempre se ha querido mirar

Entrevista a Maria Teixidor, abogada y exvicepresidenta del FC Barcelona

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Patricio Ortiz

Laia Bonals

La revolución es incontestable en pistas y campos. En los vestuarios está latente el cambio. Sin embargo, hay aún un espacio donde está tardando en cuajar. Son pocas las mujeres que ocupan despachos y cargos de poder. Maria Teixidor (Barcelona, 1975) fue una de las primeras y, con ella, el Barça construyó un proyecto que hasta hoy se mantiene en lo más alto. Tras abandonar el club azulgrana presidió el Circuit de Catalunya, presentó su precandidatura como presidenta de la Liga F y ahora es representante de la Asociación Internacional de Jugadores de Pádel. Una mujer incómoda, de las que quieren dejar huella y que no se amedrenta ante nadie.

¿Cómo recuerda la etapa en el Barça? 

Con orgullo. Es una etapa de la que yo tengo un recuerdo magnífico, porque tuve la oportunidad y el lujo de participar de un proyecto bonito y muy construido. Yo siempre he dicho que el trabajo que se hizo en el femenino en el Barça es un trabajo colectivo y la demostración de que, cuando pones energía bien dirigida y con personas buenas, las cosas salen. Y muy bien. El femenino ha trascendido fronteras, deportes, e incluso a la sociedad civil. Esto te da un poco la medida de cómo el deporte puede ser el altavoz de realidades y cómo a través de una pelota puedes a veces provocar más cambios que desde los despachos.

¿Cómo se vive dentro de una entidad deportiva siendo mujer directiva? 

La vivencia es parecida a la de cualquier otro entorno masculinizado. Lo que viene siendo el mundo entero... Hay hombres aliados que son muy importantes, porque son personas que caminan al lado tuyo y que en el fondo están preocupados y concienciados de la importancia. 

¿Hubo momentos difíciles?

Obviamente, viví situaciones donde se hace patente que a las mujeres, a veces, aquí no se nos espera. Pero también me ha pasado en el ámbito jurídico y empresarial. Se trata de encontrar aliados y aliadas y tejer un relato de acompañamiento de los cambios que estás intentando provocar dentro de una estructura. No es fácil, como tampoco lo es en ninguna parte. Pero precisamente, tejiendo las alianzas adecuadas, es posible, como se demostró. Lo vivo con todas las contradicciones con las que se vive a veces este tipo de experiencias, pero satisfecha de cómo fue y del resultado. 

¿Cómo lo afronta cuando se encuentra ante estas situaciones? 

Yo creo que se eligen las batallas. Lo más importante es tener claro cuál es el objetivo. Para mí, siempre ha sido empoderar a las personas que no tienen voz y crear espacios para esas realidades que me importan. La lucha de la mujer ha sido siempre una que me ha importado en mi entorno laboral, y lo he trabajado desde muchas esferas. Se trata de ver la vida como un proyecto a largo plazo, no a corto. Nunca. Por ello, a veces ayuda el sentido del humor en algunas ocasiones, ayuda a hacerte la sorda en otras... Todas las técnicas que te puedas imaginar, pero sobre todo no pierdas de vista el qué y el porqué, y trabajar. 

Ha pasado por diferentes empresas dentro del mundo del deporte. ¿Ha notado que cada vez hay más mujeres en los despachos y juntas directivas?

Seguimos siendo excepción. Incluso las cifras de este año hablan de un retroceso en las posiciones directivas. Yo creo que tenemos que estar "vigilando siempre", porque no tenemos que dar nada por sentado cuando logramos objetivos o posiciones. Creo mucho en el relevo generacional que está llevando a que normalicemos determinadas situaciones. El fútbol femenino ha mostrado que el espacio de la mujer dentro del terreno de juego es posible e incluso admirable. Por tanto, es referente no solo de niñas pequeñas que ya consideran legitimado para ellas este espacio como propio, sino también para niños que ven en esta realidad una ampliación del universo.

Es preocupante que, pese a los avances, haya gente joven que replica pensamientos del pasado. 

Hay que seguir apretando. Te vas encontrando en el camino con mujeres que han transitado un camino similar al tuyo, porque por fortuna son muchas, y se están rompiendo barreras que quizás antes existían en cuanto a compartir más toda esta experiencia, a acompañarnos más. Con el paso de los años sí que dejará una configuración diferente, pese a que haya retrocesos culturales importantes. Creo en que todo ello deja un poso. Va calando y supondrá una diferencia cultural a largo plazo. 

En el último año hemos vivido momentos clave en la lucha feminista, y el más trascendental ha nacido en el fútbol femenino. 

Lo que el 'Se acabó' demuestra es ese liderazgo de una jugadora en concreto, de una capitana, de Alexia Putellas, que lanza un grito en el momento de la constatación de un hecho, de un "no dimitiré" repetido hasta la sociedad en una asamblea incalificable. Ello empuja un movimiento de sororidad entre ellas y lo que de alguna manera legítima. Es un espejo para toda la sociedad y hace que muchas mujeres se sientan de repente legitimadas en sus reivindicaciones en ámbitos no tan públicos, pero donde sufren los mismos efectos de este patriarcado o de estas conductas machistas. El 'Se acabó' dio permiso. Expresó públicamente que tenemos permiso para decir, hacer, reivindicar, ser y ocupar sitios. Es muy importante. 

Estamos delante de unas deportistas que han empoderado a muchas mujeres. 

Son generaciones que nos hablan con una voz diferente. Por ello se ha de reconocer cómo estas jugadoras han asumido una tarea más allá de la propia que se les tendría que pedir por el hecho de ser futbolistas. Han asumido, y eso las honra, el peso de una tarea que va más allá. Algunas son plenamente conscientes de esto y otras quizás lo descubrirán a la larga, cuando vean los efectos de lo que todo esto ha supuesto para muchas mujeres anónimas. Esa es la parte más bonita de esta historia.

¿Existe el techo de cristal?

Totalmente. Y el acantilado de cristal, el síndrome de impostora, la vieja reina, existen todos y se han descrito por qué están. Sí, es la realidad que tenemos. Reconocer que estas cosas existen es el primer paso para poderlas cambiar. 

¿Da vértigo este acantilado de cristal [las mujeres tienen más posibilidades de llegar a puestos de poder en situaciones de crisis]?

Siempre he pensado que cuando tienes la oportunidad, tienes que jugártela. Es decir, no sé si vale demasiado la pena ponerte a pensar cuando te llegan las cosas si te sientes preparada para afrontar el reto. Es triste pensar que piensan en nosotras en el momento en que nadie quiere arriesgar. Pero también tú decides si lo tomas o no. Lo triste es que, si esto es una historia de éxito, es decir, que si llega el momento, la mujer accede y se soluciona. Lo que debería haber después es el reconocimiento.

¿Cómo ve el papel de la mujer en los cargos directivos en el futuro? 

Falta un acompañamiento, quizás. No hay todavía los caminos trazados para hacer estas transiciones, que en el mundo de los jugadores masculinos es habitual y esperado por la propia persona. Me he encontrado, en jugadoras que han colgado las botas o se han retirado, que siempre hay la duda sobre si se te espera. Es una esfera que las deportistas no contemplan. Puede ser porque hay desconocimiento de cómo llego, de qué herramientas necesito, en que me tengo que formar. Aquí sí que creo que hay una tarea a realizar para ayudar a generar estos caminos y que esto sea un recorrido más fluido de una posición a la otra. No nos podemos permitir perder el talento de deportistas que conocen muy bien sus deportes y que luego pueden ayudar a mejorar las cosas. 

Las referentes. Tanto las que ya están, como usted, como las que hace poco lo dejaron y empiezan a cambiar de etapa.

El papel de mentora nos toca. No puedes decir que no. Es un acompañamiento que a mí me encanta hacer, porque es abrir posibilidades y aquí es cuando pueden pasar cosas. Yo creo que hay muchos ejemplos que son esperanzadores. La Federación de baloncesto es un ejemplo extraordinario de cómo, sin hacer demasiado ruido, se están logrando cosas que quizás eran impensables. Tenemos una mujer al frente de la institución, velando por el conjunto del deporte, pero incidiendo en un convenio colectivo por las mujeres. Unos avances que están costando mucho en el fútbol, pero que en el baloncesto se han ido produciendo. Es un trabajo de ir haciendo. 

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