Sergio Carbó, Valencia

Las ventas de plantones de agrios han seguido creciendo durante los últimos años en la Comunitat Valenciana a pesar de la crisis comercial que sacude al negocio citrícola desde hace ya varias campañas, según los datos oficiales compilados en el últimos Informe del Sector Agrari Valencià, correspondiente a 2005, que elabora la Conselleria de Agricultura. Si la sobreproducción es una de las causas que explicaría la falta de rentabilidad naranjera, el problema, lejos de atenuarse, se acentuará aún más en los próximos años a la vista del ritmo de comercialización de plantones de agrios. Un primer dato relevante indica que la venta de plantones de cítricos certificados a lo largo de la temporada 2004/05 -la última que incluye la Conselleria en su informe- en los viveros ubicados en la Comunitat Valenciana registró un incremento del 7% respecto a la campaña anterior tras superar los 4,8 millones de ejemplares.

Ahora bien, más significativo aún que ese aumento general del número de plantones comercializados es el cambio de tendencia que se producido en la tipología de los plantones. El naranjo vuelve a concitar el interés mayoritario de los citricultores en detrimento del mandarino, hegemónico en esas preferencias del sector hasta no hace tanto tiempo. Dicho de otro modo, al contrario de lo que ha venido sucediendo en los lustros anteriores, las ventas de plantones de naranjos superaron durante ese período 2004/05 a las de mandarinos y mandarinos híbridos.

Inversión de los términos

Los técnicos de la Conselleria de Agricultura explican ese fenómeno, esa inversión de los términos del siguiente modo: «Los plantones comercializados de los dos grupos más importantes de cítricos, el naranjo, con 3,1 millones de ejemplares, y el clementino, con un 1,2 millones, han experimentado una curiosa evolución desde la campaña 1998/1999, cuando las cifras de ejemplares eran casi iguales para las dos grupos (con un ligero predominio de los clementinos). En las dos campañas siguientes la cifra de plantones de naranjo dulce disminuyó hasta los 1,3 millones y la de clementinos subió hasta los 3,1 millones. Sin embargo, desde 2001 los plantones comercializados de naranjo han vuelto a subir de forma regular y constante mientras los de clementino volvían a experimentar descensos, hasta llegar a intercambiarse las respectivas cifras».

El resultado de ese cambio de tendencia cristaliza en la temporada 2004/05 cuando el conjunto de las ventas de plantones de naranjos experimentó un aumento del 57% respecto a la campaña anterior, mientras la comercialización de plantones de clementino sufría un acusado descenso del 32%. La caída fue todavía mayor en el caso de los plantones de mandarinos híbridos, ya que se materializó en un 34%.

La causa de ese cambio de tendencia, de ese regreso al naranjo parece a todas luces la respuesta lógica al proceso de intensa clementinización que vivió la citrícultura valenciana en la década de los noventa y que se tradujo en una saturación de los mercados con variedades de clementina temprana. Esa sobreproducción, cuyas nefastas consecuencias comerciales todavía está pagando el sector, provoca que los productores se decanten de forma masiva por las naranjas, pero una vez más el colectivo citrícola se mueve por impulsos e intuiciones, sin un plan previo, sin una coordinación estratégica, lo cual entraña el riesgo evidente de que dentro de unos años, el problema de la clementinización se haya mudado en el de la naranjización.