El gobierno austríaco ordenó ayer la retirada de la venta al público de tomates, pepinos y berenjenas de origen español. La orden pretende evitar que sean consumidos los que contengan la dañina bacteria E. coli Enterohemorrágica y que esta se contagie entre la población y desencadene una epidemia, como la de Alemania. Los productos provenían de mayoristas alemanes y suelen adquirirse en 33 tiendas austríacas.

La medida ha provocado que los agricultores valencianos pongan el grito en el cielo. Desde la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), su presidente Cristobal Aguado exige al Gobierno que actúe de manera inmediata para que se den las explicaciones necesarias sobre la contaminación de la mercancía. "Es inadmisible que se cuestione la calidad de los productos españoles y puede salirnos muy caro al campo valenciano", alertaba. Desde la Unió de Llauradors, el secretario general Ramón Mampel, apeló a la seguridad que existe en la frontera sobre el control de la mercancía alimentaria. "No podemos propagar una psicosis infundada sobre la calidad de estos productos o poner bajo sospecha a la agricultura española. Debe revisarse la trazabilidad de la mercancía y averiguar cómo se han producido los contagios. Nosotros cumplimos con todas las normativas europeas sin excepciones", sostuvo.

Sin embargo, las cifras del Instituto Valenciano de Estadística sobre las exportaciones que se realizan en la agricultura valenciana indican que, sobre el último mes analizado, marzo, se exporta más de 10.000 toneladas de tomates y cerca de 4.000 de pepinos. Lo que reportó unos beneficios que rondan los 15 millones de euros.

Estos números sitúan a la C. Valenciana como segunda exportadora del panorama nacional. Además, Alemania es el segundo país de destino en la escala de exportaciones, después de Francia, con más de 2,1 millones de beneficios al mes. Austria ocupa el decimoquinto lugar y sus beneficios se cifran en 15,5 millones.

La conselleria pide "rapidez"

Desde la Conselleria de Agricultura se quiere transmitir la idea de "tranquilidad" hacia los consumidores al garantizar que "todos los productos agrícolas valencianos cumplen escrupulosamente con los estándares de calidad y sanitarios que exige la normativa para ser comercializados", según afirma el director general de Investigación y Tecnología agroalimentaria, Manuel Láinez, quien pide "rapidez" al gobierno austriaco para resolver en qué punto de la cadena se ha contaminado el producto. "Hay que actuar con prudencia y pedir que se revuelva del modo más inmediato la trazabilidad de esos productos concretos para averiguar cómo llegaron a contaminarse", sostiene.

Para Láinez, lo prioritario es que el consumidor conozca lo que sucede y las instituciones afectadas deben dar las respuestas cuanto antes, "para evitar de este modo alarmas innecesarias, especulaciones y daños sobre los productos agrícolas y sobre la economía", afirma.

El Gobierno no descarta exigir responsabilidades por el "daño tremendo" que las "especulaciones" de las autoridades alemanas sobre el origen de los pepinos contaminados están provocando en el sector agrario español, según el secretario de Estado de Medio Rural y Agua, Josep Puxeu.