Tras ocho años en el cargo y otros trece en la vicepresidencia, Antonio Carbonell presentó ayer su dimisión como presidente de Caixa Ontinyent. Formaba parte del guión del largo proceso de renovación de cargos en la entidad financiera, abierto el año pasado y que culminará esta misma semana cuando el consejo de administración, con los nuevos miembros electos, elija a su sucesor, que será el actual vicepresidente y ya presidente en funciones, José Pla Barber.

El relevo estaba asegurado porque la nueva correlación de fuerzas en el consejo iba a propiciar sí o sí la salida de Carbonell, quien hace tres años renovó tras llegar a un pacto con el alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, para ceder la presidencia a Pla en este 2021. El ya expresidente se planteó no cumplir ese acuerdo en vista de la enemistad entre Rodríguez y la Generalitat socialista, pero finalmente Pla logró el apoyo de la administración autonómica, del PSPV, de Compromís y la no beligerancia del alcalde socialista de la localidad de la Vall d’Albaida. Así que el relevo era inevitable. La única duda es si se produciría en el consejo del 1 de julio, cuando se incorporan los cuatro nuevos vocales, o unos días antes. Finalmente ha optado por irse ya, según informó ayer en un comunicado Caixa Ontinyent, que destacó el papel jugado por Carbonell para evitar que esta entidad desapareciera, como sucedió al resto de cajas en la crisis financiera.