Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Rafael Torres | Presidente de CEC y Confecomerç.

"Con la subida de la luz y el gas, muchos comercios van a cerrar"

Reclama ayudas públicas para amortiguar los efectos del precio de la energía y la inflación

Rafael Torres posa para la entrevista en la sede de la CEV. | GERMÁN CABALLERO

Rafael Torres (València,1967) acaba de ser refrendado como presidente de la Confederación Española de Comercio (CEC). Un cargo que compatibilizará con el de líder de Confecomerç, la principal organización comercial de la C. Valenciana, y que llega en un momento crítico para un sector que ve cómo la guerra tensiona más si cabe a unos negocios muy castigados tras dos años de pandemia.

¿Qué sensaciones le deja la reciente elección como presidente de la Confederación Española de Comercio?

Sustituí al anterior presidente, Pedro Campo, a propuesta de la junta directiva, pero desde el inicio dije que quería elecciones y refrendar ese apoyo. Quería un proyecto de 4 años para poder cambiar ciertas cosas. Tuve un respaldo absolutamente mayoritario, por lo que las sensaciones son positivas, ya que cuento con la confianza de las organizaciones miembro.

¿Qué cosas quiere cambiar?

Quiero que por fin se nos reconozca y ser el lobby que queremos ser. Somos la organización más representativa del comercio urbano y el objetivo es crear lazos permanentes con el Gobierno central. Porque aunque las competencias las tienen las autonomías, hay mucha normativa que parte del Estado e influye en la normativa autonomica. Queremos tener voz propia como CEC y reforzar lazos con la comisión de comercio de la CEOE, en la que tenemos un papel fundamental. Queremos que se nos reconozca y dar voz a absolutamente todos los miembros de la asamblea y que cualquier decisión sea negociada y consensuada.

¿Son muy distintas las realidades del comercio valenciano y nacional?

La problemática es común, aunque hay diferencias por subsectores, porque no es lo mismo una franquicia que una pyme textil, por ejemplo. Desde CEC no trabajamos las peculiaridades sino lo común, que es el 90 %. La CEC es el soporte transversal de todos los formatos comerciales. La legislación nos afecta a todos por igual (rebajas, ley de hurtos...) y ese es el papel de la CEC, defender los intereses comunes. Las diferencias dependen de los gobiernos locales. No del color sino de cómo se trata al pequeño comercio, porque unos se vuelcan y otros te dejan un poco de lado. No voy a dar nombres, pero entre todos hemos de conseguir que el comercio sea considerado un sector estratégico.

¿Cómo está el tejido comercial valenciano tras dos años de pandemia?

Es muy difícil hacer medias. Subsectores como la alimentación y el equipo del hogar han salido bastante mejor parados. El más dañado es el de equipamiento personal: moda, calzado, joyería, perfumería...Ha sufrido mucho y le está costando muchísimo remontar.

¿Les queda oxígeno a los comercios para afrontar las consecuencias de la guerra?

Ya no es solo cosa de la guerra. Antes de la guerra ya sufríamos una alta inflación, la subida de costes de las materias primas, la falta de componentes... Una serie de desajustes a los que se suma la guerra, que ha venido como un tsunami. Llegamos sin oxígeno.

¿El escenario actual pospone las perspectivas de recuperación?

Lógicamente. Hace agonizar a muchos comercios que solo con la subida de la luz y del gas ya dicen que no aguantan más y que van a tener que cerrar.

¿Cuánto se han elevado los costes energéticos del comercio?

Se han multiplicado por 4 y por 5. Es impresionante. Lo peor es la indefinición, porque no sabemos plazos y no podemos tomar decisiones. Las consecuencias cada vez van a ser peores y tomar decisiones es imposible con este grado de incertidumbre.

¿El estallido del conflicto y sus derivadas puede poner en apuros a las firmas que recurrieron al ICO y que deben amortizar ya los préstamos?

El Gobierno no parece que tenga intención de alargar las carencias para ayudar a sectores como la hostelería. Pedimos que se alargue la moratoria un año más, no por capricho sino porque las condiciones son cada vez peores. La administración autonómica y nacional están para eso, no para ponerse de perfil sino para afrontar el problema. La CEV y todos pedimos que urgentemente se tomen medidas para paliar efectos devastadores de la guerra. Creemos que la inflación, que estaba en el 7 %, se va a ir a doble dígito. Es insostenible por la repercusión en los costes asociados y lo único que se les ocurre para pagar la fiesta es subir impuestos. Es un desprecio, ninguna medida va encaminada a descargar lo que aguantamos.

¿Qué medidas reivindica?

Por ejemplo, se dejaron sin repartir mas del 50 % de los fondos del Plan Resistir Plus por las condiciones tan estrictas del Gobierno. No han llegado las ayudas a las empresas, por lo que pedimos al Estado que no obligue a devolver dinero a las comunidades y permita gastar esas partidas para ayudar a los sectores afectados.

¿Se han perdido muchos negocios por la pandemia?

No hay una cifra. No la tiene ni el INE ni el Ivie ni nadie, pero el saldo es negativo. Va por barrios, en zonas donde el turismo era más importante hablamos del 20 % de cierres. Además, se ha cerrado mucho negocio autóctono, que aportaba algo diferencial, y se ha sustituido por formatos mas estándar, que generan empleo igual pero que no es lo mismo, porque el beneficio no se queda en el territorio.

¿Temen que el constante aumento de precios derive en un frenazo del consumo?

Evidentemente. El presupuesto de las familias es limitado y no crece, pero si los productos y servicios son más caros y se traslada la inflación a los precios, porque si no es imposible seguir, se retrae el consumo. En diciembre se calculaba en 11.000 millones de euros la pérdida de poder de compra a nivel nacional. Ahora no me atrevo a dar cifras, pero el impacto es importante. Además, también influye el estado de ánimo. La emoción es clave y si piensas que vienen problemas y hay incertidumbre, las decisiones de compra se aplazan. En este sentido, vemos absolutamente fundamental que haya una política firme con los bonos de consumo. Han sido una bomba, se han recibido de forma positiva por el consumidor y el comerciante. Han sido la mejor medida para dinamizar el sector en circunstancias como la actual. Es mejor que una ayuda directa porque mueve el mercado. La situación es excepcional y necesitamos medidas excepcionales.

¿Qué efectos tiene sobre el sector la reciente subida del SMI?

Me da cosa decir esto por si algún subsector se enfada, pero creo que su impacto es leve. En el comercio los convenios colectivos contemplan salarios superiores al medio, y creo que no será mucha la afectación, aunque ha subido un 30 % desde 2019, una barbaridad en un entorno ralentizado. Pedimos más empatía y hacer las cosas cuando procede, porque es otro palo más. Hay que poner una medalla a toda empresa que esté aguantando.

¿Qué piensa de la candidatura de Unión Gremial al pleno de la Cámara de Comercio?

Están en su derecho de presentarse. Hay que planearse por qué nunca han estado y ahora tienen tanto interés. Igual se han dado cuenta de que hay que estar en las instituciones, como hemos hecho desde Confecomerç. Por eso estamos en CEV, Cepime, CEOE, Cámaras, Feria... Estamos en todos los foros en los que se puede discutir de comercio para defender al sector. Está bien que se den cuenta de que ese es el camino, para el sector es positivo que apuesten por esa vía.

Compartir el artículo

stats