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Trump, la libertad de expresión... Los planes de Musk para Twitter

El hombre más rico del mundo, que ha invertido 41.000 millones en la red social, se plantea acabar con los ‘trolls’ que aprovechan el anonimato para el acoso virtual y con los ‘bots’

Once días y 41.180 millones de euros después, Elon Musk, el hombre más rico del mundo, ha conseguido comprar Twitter. Las casi dos semanas que han pasado desde que planteó la primera oferta han servido para airear todas las dudas y todas las esperanzas que implica que uno de los hombres más poderosos del planeta se haga con la plataforma de debate público más importante de internet. A diario, alrededor de 217 millones de personas se conectan a Twitter en todo el mundo. Hasta ahora, Musk, que ha rechazado entrar en la junta directiva, se presenta a sí mismo como un reformista llegado no para lucrarse sino para solucionar las deficiencias de la red social y hacer más transparentes sus procesos, pero, ¿para qué quiere Twitter en realidad?

Es la pregunta que inunda las redes. Para qué quiere Twitter el hombre más rico del mundo. El rendimiento económico directo no parece el motivo, y menos para alguien como Musk, al que la revista ‘Forbes’ le calcula una fortuna personal de más de 250.000 millones de euros. «La libertad de expresión es el lecho sobre el que se cimentan las democracias que funcionan de verdad, y Twitter es la plaza digital donde se debaten las cuestiones que de verdad son importantes para el futuro de la humanidad. Quiero hacer que Twitter sea mejor que nunca, que tenga nuevas funcionalidades y que sus algoritmos estén abiertos a todo el mundo para incrementar la transparencia», ha asegurado el CEO de Tesla y SpaceX, quien tiene más de 83 millones de seguidores en su cuenta personal.

Motivos mundanos

Sin embargo, sus motivos podrían ser más mundanos. En Estados Unidos se apunta a que uno de los beneficiados por esa libertad de expresión a la que hace referencia Musk podría ser el ex presidente Donald Trump, actualmente vetado de forma permanente en Twitter. Musk, que se considera a sí mismo un «absolutista» de la libertad de expresión, no se ha pronunciado aún sobre el tema, pero en el Partido Republicano estadounidense parece que verían con buenos ojos su compra de la plataforma. Volver a Twitter podría ser el primer paso de Trump en su posible carrera a las presidenciales de 2024, por lo que resultaría difícil no ver un conflicto de intereses si la plataforma del hombre más rico del país abre sus puertas para él.

Uno de los males que aquejan a Twitter son los bots, la manipulación del discurso gracias a las campañas orquestadas y los ‘trolls’ que aprovechan el anonimato para el acoso virtual. Por el momento, Musk ya ha hecho referencia a la necesidad de acabar «con los bots dedicados al spam» y, sobre todo, a la posibilidad de «identificar a todos los seres humanos» que utilicen Twitter. El debate no es nuevo, y, por ejemplo, la Unión Europea lleva varios años dando pasos hacia la creación de una identidad digital de sus ciudadanos.

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