A pesar de la crisis que atenaza al campo valenciano, principalmente por la pérdida de rentabilidad, y de las continuas alarmas lanzadas por las organizaciones del sector sobre el galopante abandono de tierras para la agricultura, los datos no corroboran la magnitud de las quejas. El ministerio de Agricultura hizo pública ayer la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivo de España, que otorga a la Comunitat Valenciana un total de 624.496 hectáreas en 2021. La cifra -algo superior a la caída del 0,16 % de la media nacional- refleja un descenso respecto de 2020, pero de poco relieve: solo un 0,4 % menos. En realidad, entre uno y otro ejercicio, solo se han perdido 2.453 hectáreas de cultivo. Si la vista se echa un poco más atrás, concretamente un lustro, los datos son sensiblemente peores: la reducción es del 1,6 % en relación a 2016, es decir, cerca de 10.000 hectáreas.
A este respecto, el secretario autonómico de Agricultura de la Generalitat, Roger Llanes, aseguró ayer a este diario que, "en los últimos años, las encuestas sobre la evolución de la superficie de cultivo en la Comunitat Valenciana vienen reflejando un descenso continuado y quizá el hecho de que esa tendencia se haya atenuado ligeramente tiene que ver con la reciente entrada de fondos de inversión en la agricultura y con el hecho de que grandes empresas están comprando tierra".
Crisis de modelo
En su opinión, esta circunstancia pone de relieve "el valor indiscutible de la agricultura" y el hecho de que "lo que está en crisis no es tanto la agricultura, sino un determinado modelo de agricultura. En la Comunitat Valenciana arrastramos desde hace demasiado tiempo un problema con la reducida dimensión de las parcelas”. “Además, la tendencia que estamos detectando es que se están sustituyendo, en el caso de los cítricos principalmente, explotaciones envejecidas y con un diseño poco ajustado a las necesidades del mercado actual por otras que cuentan con nuevas variedades y marcos de plantación que permiten la incorporación de tecnología, el ahorro de costes y proporcionan, en consecuencia, una mayor rentabilidad, con una mayor calidad y mejor adaptación al mercado”, concluye.
Por su parte, el secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, se sumó a la tesis de la entrada de fondos de inversión pero incidió sobre todo en que el estancamiento que revelan los datos de 2021 puede estar motivado en que en los años anteriores se han abandonado muchas tierras "y ahora se han quedado los cultivos más rentables y las zonas de más alto valor". No obstante, añadió que el gran perjudicado de esta situación es "el modelo valenciano de pequeño y mediano agricultor".