El año 2020 será recordado por siempre como el curso en que la covid-19 puso un freno total a nuestras vidas. Los confinamientos y cierres obligados lastraron durante meses el día a día social y económico de ciudadanos y empresas, dejando tras de sí un impacto que todavía en la actualidad se arrastra. Sin embargo y pese a esa realidad en muchas ocasiones incierta, un grupo poblacional continuó su tendencia y engrosó aún más sus números dentro y fuera de la Comunitat Valenciana. Ese grupo, según los últimos datos dados a conocer por la Agencia Tributaria, fue el de los ricos, que se han disparado en la última década tanto en su número total como en sus patrimonios.
Porque, pese a las consecuencias del coronavirus, la lista de declarantes valencianos del Impuesto sobre el Patrimonio en 2020, un gravamen que afecta sobre todo a las grandes fortunas –ya que la ley fija en el territorio valenciano una exención general de este cuando no se llega al medio millón de patrimonio, excluyendo para ello el cálculo de la vivienda habitual siempre que esta no supere los 300.000 euros– ascendió a las 23.892 personas, 601 más que las que se registraron un año antes, es decir, el último curso prepandemia. De ellos, más de la mitad (12.171) eran mujeres, mientras que los hombres declarantes de este gravamen ascendían en total a 11.721.
Más de 3 millones de media
No obstante, este incremento hasta casi 24.000 ricos valencianos –que sitúa a la Comunitat Valenciana en el segundo lugar tras Cataluña– es especialmente relevante si se compara con las cifras de la última década. Respecto a 2012 su número total se ha incrementado un 30 %, realidad que también se ve en la variación de la suma de su patrimonio total. Si hace una década este valor ascendía hasta los 53.697 millones de euros –haciendo así una media de 2.922.167 euros por declarante– en 2020 este se incrementó un 35,8 %, hasta los 72.929 millones de euros. La media, con ello, también se encareció en más de 100.000 euros, hasta alcanzar los 3.052.467.
Asimismo, se da otra circunstancias. Y es que pese a que los hombres valencianos que tienen que asumir este impuesto son un número menor que el de mujeres, ellos suman un patrimonio total muy superior, ya que en 2020 alcanzaban los 39.938 millones en conjunto por los 32.991 millones de ellas, una brecha entre sexos de 6.947 millones que es considerablemente más amplia que la que se anotó ocho años antes, cuando esta se quedaba en 5.104 millones. Con esto, la media de patrimonio de los varones ricos durante la pandemia llegó a los 3,4 millones de euros mientras la de las mujeres se quedó en los 2,7 millones.
Mínimas variaciones
Más allá del volumen total de patrimonio, los datos de la Agencia Tributaria muestran que se han dado pequeñas variaciones en cómo este se distribuye en la última década entre los declarantes de la Comunitat Valenciana, especialmente en las dos categorías más importantes dentro de su estructura. La primera, el capital mobiliario –incluyéndose dentro de este los depósitos en cuenta, los bonos o los dividendos de acciones– , ha visto reducido su peso ligerísimamente (pasando del 75,78 % en 2012 al 75,33 % de 2020). Dentro del mismo, no obstante, sí hay algunas diferencias.
Porque las acciones y participaciones tanto en inversión colectiva (más de seis puntos de subida entre 2012 y 2020 hasta el 17,16 % del total) como en otras entidades jurídicas no negociadas (que han pasado de representar el 58,35 % del total al 61,3 %) se han visto impulsadas en los últimos años a diferencia de la deuda pública, bonos y obligaciones (con una caída de casi cuatro puntos hasta quedarse solo en el 1,69 %) y los depósitos en cuenta, que han pasado de ser el 17,15 % del total de los bienes de capital mobiliario a únicamente el 12,7 %.
En el caso de la segunda magnitud principal en la distribución, la de los bienes inmuebles, durante este periodo aumentaron medio punto porcentual (del 18,59 % al 19,15 %), aunque, en el caso de las mujeres, tienen un mayor peso (21,8 %). Respecto a estos, la mayor novedad se da en los de naturaleza rústica, que pese a aumentar en su importe desde 2012 a 2020 (de 426 millones han pasado a 441 millones), en el porcentaje total de los bienes inmuebles ya solo representan el 3,16 %, cuando hace una década eran el 4,27 %.
