La última fase de la reforma de las pensiones arrancó ayer. El Ministerio de Seguridad Social citó a patronal y sindicatos para encarar el bloque que se promete más complicado de los negociados hasta la fecha, con el destape de las pensiones y bases máximas y la modificación en el número de años tenidos en cuenta para calcular las nuevas prestaciones. Sobre este último punto se pronunció el ministro de la Seguridad Social, José Luís Escrivá, dos horas antes de reunirse la mesa y descartó explícitamente elevar de 25 hasta 35 años el periodo de cómputo, tal como sí se manejó en el pasado desde su departamento. «En ningún caso, [...] estamos hablando de pequeños ajustes», afirmó.

La primera fase de la reforma de las pensiones que ha planteado el Gobierno para esta legislatura se saldó con un pacto con patronal y sindicatos para la revalorización de las pensiones cada año según el IPC, así como desincentivos a las jubilaciones anticipadas. En la segunda no hubo acuerdo a tres bandas y Escrivá acabó pactando solo con los sindicatos una leve subida de las cotizaciones sociales de los trabajadores, que pagarán mayoritariamente las empresas y que entrará en vigor el próximo 1 de enero para los próximos 10 años. Y en la tercera sí volvió a haber acuerdo unánime con las organizaciones de autónomos para transitar a partir del año que viene hacia un sistema de cuotas según tramos de ingresos.