Crisis y resurrección del sector industrial de la Comunitat Valenciana

La quiebra del sector financiero y los problemas de liquidez del sector público impactaron en los institutos tecnológicos en pleno resurgir de la industria, pero también contribuyeron a consolidar el modelo

La industria de la Comunitat Valenciana se recupera de la crisis del 2008, un fenómeno que afectó a los institutos tecnológicos como Redit.

La industria de la Comunitat Valenciana se recupera de la crisis del 2008, un fenómeno que afectó a los institutos tecnológicos como Redit. / Daniel Tortajada

A raíz del estallido de la crisis financiera, entre 2008 y 2012, la Comunitat Valenciana perdió un 27 % del valor de la producción y un 32 % de los empleados. Paradójicamente, ese periodo contribuyó a corregir algunas de las tendencias que lastraban la recuperación del sector industrial

Así pues, tras la salida de la crisis económica, la participación del sector industrial en el PIB autonómico empezó a crecer, así como su cifra de negocios y su productividad. De este modo, a partir de 2012 aumentaron las exportaciones industriales y, desde 2013, se recuperó el número de empleados del sector.

Apuesta por la innovación

Uno de los elementos clave de la resiliencia de la industria de la Comunitat Valenciana fue su apuesta por la innovación y la I+D, en diálogo con los institutos tecnológicos

La cerámica llevó a cabo una reestructuración productiva de la mano de AICE/ITC para adaptarse a los nuevos paradigmas tecnológicos. 

En el caso de la alimentación, se multiplicaron los avances en productos frescos y saludables, envases inteligentes y marketing digital, con el respaldo de los institutos Ainia, Aimplas e Itene. 

El calzado del Vinalopó reaccionó junto a Inescop, demostrando su capacidad para integrarse en el sistema de la moda y aumentar su complejidad operativa, con productos de calidad media y media-alta. En este punto, Aitex se convirtió en el gran aliado del textil, que intensificó su diversificación productiva, más allá del hogar, suministrando a otras industrias.

El sector juguetero de la Comunitat Valenciana se renovó a raíz de la crisis del 2008.

El sector juguetero de la Comunitat Valenciana se renovó a raíz de la crisis del 2008. / Juani Ruiz

Por su parte, el plástico recibió el respaldo de Aimplas y AIJU para ampliar su gama de servicios industriales, mientras que el mueble y el metal se apoyaron en Aidima y Aimme y, posteriormente, en su fusión, Aidimme. 

El juguete se reconvirtió a lo largo de la década para ofrecer nuevas soluciones de especialización industrial, apoyándose en la cualificación de la mano de obra y en la versatilidad de sus fábricas.

Respuesta de Redit a los recortes

El triángulo de confianza entre empresas, universidades y administración tuvo que superar, no obstante, una prueba crítica con motivo de los duros recortes presupuestarios del sector público, que se replicaron en cascada desde el Gobierno central al resto de administraciones a partir de la primavera de 2010.

Ese año, Redit consiguió un máximo de transferencias de la Generalitat y vivía instalada aún en una dinámica financieramente desahogada, lo que le llevó a presentar en 2011 un ambicioso plan estratégico con motivo de su décimo aniversario. Sin embargo, este pasó prácticamente inadvertido debido a la dura política de desinversión desde el Gobierno autonómico. 

De este modo, en apenas cuatro años se redujo a más de la mitad el presupuesto destinado a los institutos tecnológicos -de 47 millones de euros en 2010 a 20 millones en 2014- y los plazos de liquidación de las ayudas llegaron a superar en algunos casos los 36 meses, alimentando una deuda de la Generalitat con los centros que llegó a alcanzar los 74 millones de euros.

Vista con perspectiva, aquella crisis permitió a todo el ecosistema de transferencia tecnológica dar tres pasos sustanciales: tomó consciencia de su realidad y de su utilidad, con un espíritu próximo a la refundación; evaluó su forma de relacionarse con los otros sistemas, enalteciendo el valor de la cooperación; y, en última instancia, dotó a Redit de personalidad propia y de un rol bien definido. 

Ingresos privados y fondos europeos

La caída de ingresos obligó finalmente, al término de 2014 -el año en que las aportaciones de la Generalitat alcanzaron su nivel más bajo- a presentar 21 expedientes de regulación de empleo, con una disminución de la plantilla de investigadores en 700 personas, un 40 % menos que los 1.800 con los que había comenzado la década.

En 2015 se produjo al fin el esperado cambio de ciclo. Los institutos tecnológicos apostaron por reforzar los ingresos procedentes de las empresas, que actualmente representan el 60 % del total.

Además, los institutos de la madera, el mueble y afines (Aidima) y el metalmecánico (Aimme) iniciaron, con el apoyo del recién creado Ivace, un proceso de fusión que dio lugar al actual Aidimme.

Por último, la Generalitat consiguió el acceso de los institutos a nuevos fondos europeos -además de los Feder- y modificó la Ley de Patrimonio, una de las reivindicaciones históricas del colectivo, lo que incrementó la solidez patrimonial de los centros; en este sentido, también cambió la normativa de transferencias corrientes para facilitar el adelanto de liquidez

Nuevas colaboraciones entre los institutos tecnológicos

Con la llegada del proyecto de Redit a la fase de madurez, la idea de la colaboración cobró una nueva dimensión, la de la transversalidad. Una de las formas más estrechas de trabajo conjunto era la creación de las alianzas estratégicas, como la que unió a Aimme, Aimplas, IBV, ITE e ITI para proponer soluciones al sector de la automoción y medios de transporte. 

Aimplas y Ainia también trabajaron en alianza para la industria del envase y embalaje alimentario; Aidima, Aitex e ITC, lo hicieron para el hábitat y calidad de vida; y Aimplas y AIJU para la industria del juguete.

Proyecto de colaboración entre Redit y el Hospital La Fe de València.

Proyecto de colaboración entre Redit y el Hospital La Fe de València. / Redit

Otra fórmula escogida fueron los proyectos de I+D en colaboración. En la iniciativa Babywarm, AIJU e Itene colaboraron para diseñar envases autocalentables para bebés; un trabajo conjunto de IBV y Aimme se dirigió a crear estructuras corporales para pacientes con cáncer; Aimplas y Ainia desarrollaron envases cosméticos mejorados con nanomateriales; y se obtuvieron nuevas estructuras adhesivas a partir de textiles de la mano de Inescop, Aitex y Aidima.