La Comunitat Valenciana perdió más de tres comercios minoristas cada día de 2023

Las patronales del sector señalan como motivos de los cierres el alza de costes, la competencia desleal de las plataformas ‘online’ o la dificultad para recuperar el negocio precovid, que se suman a la falta de relevo generacional o la batalla con la gran superficie

Un comercio cerrado, con el cartel de venta, en el centro de València.

Un comercio cerrado, con el cartel de venta, en el centro de València. / Germán Caballero

Siguiendo una tendencia que ha venido produciéndose desde hace años, 2023 ha sido una nueva estocada para la supervivencia del comercio de proximidad en la Comunitat Valenciana. A fecha 31 de diciembre, según los últimos datos de afiliación de la Seguridad Social, había un total de 87.283 comerciantes por cuenta propia registrados entre toda la autonomía. El balance, comparado con el del mismo momento del año previo, mostraba una pérdida de 1.233 autónomos solo en este sector. O lo que es lo mismo, que cada día más de tres profesionales valencianos se dieron por vencidos y optaron por bajar definitivamente la persiana de su tienda.

Es una situación que no resulta extraña. Respecto a 2018, la Comunitat ha visto cómo sus negocios minoristas en el comercio se reducían en 6.000 tiendas. Una tendencia que, según señalan las principales patronales de esta actividad en la autonomía, bebe de factores aparecidos tanto antes de la pandemia de la covid-19 como después. Es lo que apunta Rafael Torres, presidente de Confecomerç -organización del pequeño y mediano negocio integrada en la patronal CEV-, quien destaca que el inicio de esta circunstancia de cierre de comercios «viene de lejos».

De la sucesión a la competencia

No en vano, este tipo de negocios se enfrentan desde hace años «a un problema de sucesión, porque muchos descendientes no quieren continuar» con la actividad, un problema que cree que debe afrontarse entre todos para que dar ese relevo se vea «atractivo». Vinculado a ello, Torres también aprecia una dificultad al alza para encontrar personal, sobre todo «especialistas en comercio que sepan vender». Es esta una visión que comparte Juan Motilla, presidente de Unió Gremial -patronal del pequeño comercio no integrada en la CEV- y que está provocando que aquellos que logran resistir tengan «muchos menos empleados». 

Sin embargo, no solo en la sucesión se halla la explicación de estas bajadas de persiana. Otro elemento clave está en la competencia. En primer lugar, en la tradicional batalla con las grandes superficies, en la cual el comercio más de proximidad -en palabras de Motilla- no lucha «con las mismas armas» que el grande. En este sentido, Torres pone como ejemplo las rebajas, incentivo de compra que ha dejado de focalizarse en un solo periodo «y ahora hay descuentos todo el año». «Eso disminuye la capacidad competitiva, porque los comercios más pequeños tienen menos margen para hacerlos que los grandes», recuerda. Y con más complicaciones para ser rentables «muchos se cansan de no ganar dinero», añade Motilla.

Y es que en esa lucha, especialmente desde el inicio de la pandemia y aún con el gran reto de lograr una mayor concienciación para que la ciudadanía apueste por comprar en este tipo de locales, ha ganado peso otro eslabón como son las plataformas de comercio online, con Amazon como principal actor. Como señala Torres, las mismas ejercen una «competencia desleal» para el comercio al estar radicadas en territorios con más beneficios fiscales y contar, en paralelo, con menos regulaciones, unas ventajas que acaban «haciendo más daño al comercio de proximidad, que no se puede fortalecer tanto». 

Comercio cerrado en el centro de València.

Comercio cerrado en el centro de València. / Germán Caballero

Pandemia y alza inflacionaria

Pero más allá de la competencia, varios factores experimentados en los últimos años tienen también un impacto decisivo en los cierres. Uno de los principales, enfatiza Motilla, es que «muchos comercios no se han recuperado de la pandemia y algunos nunca lo van a hacer». «No se llega a fin de mes», remarca el dirigente sobre una realidad que afecta a actividades de todo tipo, desde las librerías a las ferreterías, pasando por el calzado o las tiendas de moda. Esta visión es compartida por Torres, que recuerda que con una covid que «debilitó los balances de muchos negocios» se tuvo que recurrir a unos créditos ICO para lograr un dinero en caja que ahora «algunos no están pudiendo devolver».

En esa dificultad para hacer frente a estos reveses influye decisivamente la subida de precios que se ha venido viviendo en los últimos años en las materias primas, la luz, el gas o los alquileres, todos ellos golpes que «hacen que los márgenes sean más pequeños» o, directamente, desaparezcan. Por ello, Motilla destaca la importancia de que desde la Administración se ayude a este tipo de negocios, porque con ese apoyo «es como el comercio florece».

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