En primera persona

Rafael Juan nació en 1959 y está ya planteándose que la tercera generación de la familia tome el mando en la empresa creada por sus padres en 1952 en Villalonga. Juan estudió químicas e iba para docente y confiesa que no tenía vocación de seguir los pasos de sus progenitores, pero no contaba con la habilidad de su madre Victoria (en homenaje a ella la marca pasó de Dulcesol a Vicky Foods), quien incorporó a la empresa a su nuera. Así que en 1983, justo el año en que murió su padre, Rafael Juan no pudo escapar a su destino. Ahora es el CEO de un grupo alimentario que, a la espera de cerrar los datos de 2023 -prevé un crecimiento de dos dígitos- terminó 2022 con una cifra de negocio de 536 millones de euros y una producción de 203.000 toneladas entre las plantas de producción de Gandía, Villalonga y Argelia. Las perspectivas para este 2024 «son buenas». Pese a todo, con el tiempo ha podido recuperar su vocación por la docencia, ya que participa en cátedras universitarias o en ESIC «dando algunas charlas de formación o en congresos». Es un acérrimo defensor del deporte: «Me gusta la bicicleta, nadar, correr,y el esquí me fascina».