Mercado laboral

Entre el amor y el odio: las empresas asimilan el teletrabajo cuatro años después de estallar el covid

Más de tres millones de ocupados en España ejercen desde sus casas cada semana de manera más o menos puntual

Empleados de la empresa Festo, con la oficina medio vacía por el teletrabajo

Empleados de la empresa Festo, con la oficina medio vacía por el teletrabajo / MARC ASENSIO CLUPES

Gabriel Ubieto

Hace cuatro años el Gobierno decretó el primer estado de alarma para afrontar la amenaza del coronavirus y millones de trabajadores se subieron a un DeLorean para viajar en el tiempo. La pandemia constituyó la primera experiencia de teletrabajo para gran parte de la población ocupada y sirvió, entre otras cosas, para acelerar la implantación de este hábito que hasta ese momento estaba circunscrito a unos pocos.

El mes que viene se cumplirá un año desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio por finalizada la pandemia del covid y gran parte de ese trabajo a distancia ha perdurado más allá de la emergencia. El teletrabajo fue una de las muchas cosas de las que se dijo que "ha venido para quedarse" y en gran parte ha sido así, a tenor de los últimos datos del INE. Más de tres millones de ocupados teletrabajan habitualmente a lo largo de la semana, con más o menos intensidad. Concretamente el 15,3% de la población ocupada en España, el nivel más alto desde finales del 2020; si bien en el momento más álgido del confinamiento llegó a teletrabajar el 21,4% de los ocupados.

“En contra de lo que sostienen algunos yo no veo una involución del teletrabajo”, considera el director general de PageGroup en Catalula, Domènec Gilabert. Si bien durante los últimos meses ha trascendido que varias compañías han limitado los días de trabajo a distancia de los que pueden disfrutar sus empleados y que entre parte de las pymes "no está generalizado", según apunta Gilabert, "si no ofreces teletrabajo no eres una empresa competitiva para captar profesionales”. Según un reciente informe de la escuela de negocios Eada, más de la mitad de los profesionales que actualmente pueden trabajar pasarían a buscar otro empleo si su empresa les retira el teletrabajo.

Entre la convicción y la conveniencia

Las compañías han acabado asimilando el ejercicio a distancia con una combinación de amor y odio. Algunas creen en este método organizativo y lo promueven, mientras que otras lo aceptan a regañadientes como mal menor para no tener un motín en la oficina. Más allá de las preferencias, para más de una dirección está siendo un método de ahorro en el alquiler de las instalaciones. 

El modelo que más ha acabado arraigando y plasmándose en la negociación colectiva es el '3+2'. O bien tres días en la oficina y dos de teletrabajo o bien tres de teletrabajo y dos en la oficina. "Una desconexión total no es positiva, porque al final un trabajador que solo se relaciona con sus compañeros a través de una pantalla le da igual estar en una empresa que en otra y no dura. Irse al otro extremo tampoco es positivo, porque la manera de captar a los mejores perfiles es ofrecer teletrabajo. Es lo primero que nos preguntan los candidatos en una entrevista de trabajo. Hay que establecer una relación basada en la confianza y la flexibilidad con los empleados, siempre dentro de unos límites claros”, explican Xavier Segura, director general de Festo en España, y Arantxa Doncel, responsable de recursos humanos.

Pasear por las oficinas que tiene en L'Hospitalet de Llobregat esta empresa un viernes es ir alternando mesas con una pantalla encendida y otra apagada. Incluso hay laboratorios donde los 'robots' operan sin supervisión física, ordenados por un técnico que opera desde su casa. No en vano esta empresa alemana está especializada en automatización de fábricas y procesos. Ya teletrabajaban antes de estallar el covid. Tuvieron el don de la oportunidad y dos meses antes de decretarse el estado de alarma todos los empleados ya tenían su portátil y podían ejercer desde sus casas un día a la semana. Hoy ese día a la semana se ha convertido en seis días al mes o 12 en el caso de la unidad del ‘hub’ digital. 

“Siempre hemos tenido claro que debíamos crear el mejor entorno de trabajo posible para retener a la gente. Quien solo por dinero viene, por dinero se va”, afirman desde Festo, asociada a la patronal Pimec. “Al inicio de la pandemia sí detectamos un descenso de la productividad, nos estábamos aclimatando a una nueva manera de trabajar. Ahora, cuatro años después, somos igual o más productivos. Teletrabajar no nos ha llevado a incrementar los controles para ver si un trabajador se escaquea o no. El que se escaquea lo hace igual en la oficina. La gente es responsable, los números salen y todos estamos satisfechos”, apuntan. "Que otras empresas estén involucionando en este sentido nos beneficia, más atractivo se vuelve trabajar en Festo", añaden.

Mayor radio de acción para contratar

En Eventbrite, empresa creadora de un aplicativo para organizar eventos y vender entradas, también conocían, aunque de manera esporádica, el teletrabajo. Si bien nada tiene que ver el que practican ahora con el de entonces. Esta empresa ha apuntalado su estrategia de contrataciones, en parte, sobre un ‘teletrabajo a la carta’. Es decir, los empleados pueden ejercer desde su casa el 100% de los días, el 50% o el 0%, lo que prefieran y una semana de una manera y la otra de otra. 

"Hemos podido fichar a gente que de otra manera no nos hubieran priorizado", explica su especialista de adquisición de talento en España Julia Collado. Hace un año empleaba a 100 personas y hoy roza los 200 empleados en plantilla, la mayoría en Madrid, pero un 22% en Barcelona.

Los perfiles que más buscan son desarrolladores web diseñadores de productos, ‘techies’ altamente demandados y que consiguen al no tener que circunscribirse al radio de desplazamiento de su sede en Madrid. El 80% de la plantilla trabaja más días a distancia que en la oficina. Compensan los riesgos a una ‘desconexión total’ de los más teletrabajadores con eventos corporativos cada cierto tiempo, sumados a beneficios imaginativos como dar fiesta a toda la plantilla el primer viernes de cada mes. “Cuando otras empresas empezaron a reducir sus días disponibles de trabajo a distancia las aplicaciones a nuestras ofertas se dispararon un 200%”, explica Collado. 

Disputa legal para conciliar

La transición desde un teletrabajo de emergencia a uno estable y más allá del covid no ha estado exenta de polémica y conflictos. La ley de trabajo a distancia, aprobada a finales del 2020, establece que para ejercer a distancia es indispensable que exista acuerdo previo entre empresa y trabajadores. Y si la primera se opone, personarse en la oficina es la única alternativa. Así se lo dejó claro el Tribunal Superior de Justicia de Madrid a una ex empleada del BBVA, avalando su despido una vez esta se mudó a México y se negó a volver presencialmente a su oficina en Madrid.

“Durante la pandemia hicimos teletrabajo total, luego pasamos a semanas alternas. De ahí a dos días a la semana y ahora solo tenemos uno. La faena salía igual, pero nos dicen que como no tienen obligación legal que o eso o nada”, explica Marta (nombre ficticio para preservar su anonimato), empleada en un ‘call center’ de Barcelona. 

Marta cuida a su madre, que padece una enfermedad grave en estado avanzado. El día que teletrabaja está tranquila, porque si sucede cualquier emergencia está a dos pasos de su madre. Los cuatro restantes que le toca ir a la oficina sufre, pues cualquier contratiempo la pilla a hora y media de tren. Ante su situación y tras mucho pelearlo, la empresa le autorizó un mes de teletrabajo total, pensando que la madre de Marta fallecería, según explica. El mes pasó y ahora tiene que volver a la oficina. “¿Tu madre está mejor, no?”, cuenta que le dijeron. Tiene interpuesta una demanda a través de CCOO para que la empresa se avenga a realizarle una adaptación de jornada ante sus responsabilidades familiares.

Raquel (nombre ficticio para preservar su anonimato) vive en el extranjero con su marido y su hijo. Se marchó cuando estalló la pandemia y teletrabajo al 100% durante los primeros compases de la misma. Es administrativa y si bien hace años sí que manejaba papeles y sellos, hoy lo hace todo con el ordenador. En virtud de la normativa vigente, un progenitor a cargo de un menor de 12 años puede solicitar una adaptación de jornada para cuidarlo. Y Raquel le reclamó a su empresa poder seguir teletrabajando para no tener que ir y venir del extranjero cada semana.

Si bien inicialmente la empresa lo aceptó, posteriormente le ha retirado el trabajo a distancia total para “evitar generar un precedente”, según cuenta. No todos los tribunales consideran que las adaptaciones de jornada contemplen el teletrabajo y esto está generando multitud de disputas legales. Raquel ha recurrido a CCOO para tratar de ganar su caso. “Si hasta ahora he podido hacer mi trabajo a distancia, ¿qué necesidad hay de que me busque otro? Tengo buenas condiciones y no quiero renunciar a ellas”, afirma.

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