Opinión

Sin medicinas

Imagen de archivo de una plantación de caquis

Imagen de archivo de una plantación de caquis / PERALES IBORRA

Cristóbal Aguado

¿Se imaginan que, además de faltar médicos, no dispusiésemos de medicinas para prevenir dolencias o curar enfermedades? Pues los agricultores ya estamos sufriendo este problema porque en la UE hay mandatarios que ansían prohibir el mayor número de medicinas de las plantas necesarias para combatir las plagas y enfermedades. Hemos participado en el grupo de trabajo sobre cuestiones fitosanitarias del COPA-COGECA y, más que nunca, hemos vuelto de Bruselas tremendamente preocupados por la deriva ideológica que están tomando las instituciones. Solo si trabajamos unidos y conseguimos hacernos fuerte en el debate con argumentos convincentes, podremos evitar que cada vez tengamos menos y menos materias activas.

Encima de la mesa está la propuesta de reglamento del uso sostenible de productos fitosanitarios. La Comisión de Medioambiente va por libre, el Consejo de Europa pide más datos y en el Parlamento los verdes van lanzados ante una mayoría que, más prudente y razonable, no descarta negociar mejoras consensuadas con el sector agrario. Ya hemos empezado a lograr avances pero no son para nada suficientes.

Los ecologistas irracionales, que crecen como hongos, han abierto otros frentes. Ante una sentencia del TJUE que prohíbe el recubrimiento de neonicotinoides en semillas de remolacha azucarera, pretenden extender esta supresión de manera genérica a otros cultivos sin ningún aval técnico. O en el glifosato, digan lo que digan los informes científicos, no van a parar hasta prohibir su uso en la UE. Desean que sea considerado un «candidato a la sustitución» por el riesgo que tendría si no se aplicara correctamente. Según esta ocurrencia, podríamos prohibir cualquier cosa.

Paradójicamente, estas limitaciones no se quieren aplicar a las importaciones de países terceros, como si los supuestos riesgos medioambientales desaparecieran por arte de magia. Tomando el precedente del triciclazol en el arroz, defendimos en Bruselas que en ningún caso se apruebe una tolerancia a la importación de una materia prohibida en la UE. La Comisión parece que va a abrir una consulta pública y no nos queda otra que continuar peleando. Porque un futuro con más prohibiciones y más obligaciones, como la nueva PAC y el cuaderno digital, nos expulsa de los campos. Ya somos líderes en abandono, con la edad más alta, y en los próximos años se prevé un mayor desastre, donde los jabalís camparán a sus anchas. Todo gracias a la incompetencia de los políticos que tenemos.

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