Personas

«Estar dotado de riquezas naturales no es ninguna bendición, más bien es una maldición»

Andrés Rodríguez-Pose, durante una visita a València.

Andrés Rodríguez-Pose, durante una visita a València. / Activos

Jordi Cuenca

Jordi Cuenca

Andrés Rodríguez-Pose | Catedrático de Geografía Económica en la London School of Economics y asesor de varios organismos internacionales como la Comisión Europea y el Banco Mundial, participó recientemente en un foro sobre inversión extranjera promovido en València por la Fundación Cañada Blanch. Residente en Londres, asegura con contundencia que el Brexit ha sido «una negocio desastroso» para el Reino Unido y analiza el impacto del entorno geográfico en la actividad económica.

¿Hasta qué punto condiciona la geografía la economía de las personas?

Tiene una doble faceta. Por un lado, están los factores de geografía física –el clima, el relieve o la accesibilidad– que determinan el potencial de desarrollo. Países como la República Centroafricana y Afganistán, con poca accesibilidad y condiciones físicas y climáticas adversas, tienen menor potencial de desarrollo que países más accesibles o con mejores condiciones climáticas. Por otro lado, la geografía humana, o el ecosistema en el que interactúan los actores sociales y económicos, también determina en gran medida el potencial económico de los lugares. Es muy difícil desarrollarse con bajos niveles de capital humano, escasa dotación de infraestructura, nula capacidad de innovación o condiciones institucionales adversas.

¿Tienen más oportunidades los países ubicados en zonas no extremas en cuanto al calor o el frío ni sometidas al embate de la naturaleza por ciclones, por ejemplo, o la variable humana tiene más peso?

La geografía física cuenta. Pero cuenta mucho menos que la geografía humana. Frente a los casos de Afganistán y la República Centroafricana, existen muchos países que han prosperado en condiciones climáticas –por ejemplo, Singapur– o de relieve o accesibilidad –los casos de Botsuana y Ruanda, por ejemplo– adversas. Países como Japón, Dinamarca, Suecia, Suiza y Nueva Zelanda se han desarrollado no por su localización privilegiada o su abundancia de materias primas, sino por haber generado –de maneras muy distintas– ecosistemas institucionales que favorecen la interacción, la colaboración y la participación de la sociedad en la actividad económica. Hoy en día los países y las regiones más desarrollados no son aquellos que han explotado riquezas naturales caídas del cielo. Son aquellos que se han labrado un porvenir forjando el capital humano.

El subsuelo es una fuente enorme de riqueza en minerales y otros productos. El suelo europeo es pobre en estas materias y, sin embargo, su economía está en posición de liderazgo, justo lo contrario de lo que sucede en África. ¿Por qué?

Estar dotado de riquezas naturales no es garantía de desarrollo. No es ninguna bendición; más bien una maldición. Países como la República Democrática del Congo y Guinea gozan de importantes recursos naturales, pero estos no les han servido para prosperar. La abundancia de recursos naturales puede llevar a la riqueza a corto plazo pero preconizar el declive a largo plazo. Es la llamada enfermedad holandesa. Esta ocurre cuando un país con abundancia de recursos naturales aumenta sus ingresos por la exportación de dichos recursos, afectando al resto de los sectores de la economía y a las instituciones. Cuando este proceso se da en condiciones institucionales precarias, el resultado es un aumento de la corrupción. El resultado son países con poca estabilidad económica y poco desarrollo social, en los que con frecuencia predominan la corrupción y la mala gestión, dominada por procesos de extracción de rentas. Por el contrario, en países como Japón, desprovistos de riquezas naturales, el progreso se ha basado en el desarrollo de los recursos humanos y de una calidad institucional adaptados a las condiciones y a la cultura del país.

El cambio climático amenaza el desarrollo. Por ejemplo, si el calor sigue subiendo es posible que los turistas del norte de Europa se queden en sus países y no viajen a la tórrida España. La subida del nivel del mar también puede acabar con infinidad de playas y también matar el turismo. ¿Cómo lo ve?

El cambio climático es mucho más que algo que amenaza nuestro bienestar económico. El impacto de la acción antrópica sobre el clima representa una amenaza existencial para la especie humana. Por lo tanto, se tienen que poner todos los medios para frenarlo y revertirlo. Pero hay que asegurarse de que los beneficios y los costes de la transición ecológica se reparten de manera equitativa, tanto entre grupos de personas como entre territorios.

¿Tiene suficiente capacidad el planeta para alimentar decentemente a una población de 9.000 o 10.000 millones de personas?

El planeta tiene más capacidad de la que pensamos para alimentar a 10.000 millones de personas o más. Hoy en día se pueden producir alimentos para toda la población de manera sustentable. Solo en casos de progresión extrema del cambio climático nos veríamos en dificultades para alimentar a la población mundial. Pero, más que la cantidad de alimentos, es la distribución de estos alimentos la que genera problemas. Los alimentos, como la riqueza en general, están distribuidos de manera muy desigual. Y esto representa una gran amenaza para la estabilidad del mundo. Muchas tensiones y guerras surgen por la incapacidad para mejorar la calidad de vida en muchas zonas del globo. Y no hay que olvidar que una guerra como la de Ucrania, aparte de una tragedia sin sentido, representa una gran amenaza para la seguridad alimentaria de muchos habitantes del planeta y para nuestra capacidad de combatir el calentamiento global.

Rusia es una gran potencia en materias primas, sobre todo energía, pero ni su economía se desarrolla lo suficiente ni las mermas de suministros por las sanciones a la invasión de Ucrania están causando un daño irreparable en las economías europeas, ahora que parece que la inflación va camino de contenerse. ¿Por qué?

Rusia no es una gran potencia. Según datos del Banco Mundial, en 2021, justo antes de la invasión de Ucrania, su economía era casi un 25% mayor a la española con una población tres veces superior. Rusia es una potencia media con un gran arsenal nuclear heredado de un imperio que ya no existe. Pero Rusia es también un país que en los últimos 20 años no ha conseguido crecer ni destetarse de su dependencia económica de las materias primas. Y en esa situación de promesas económicas incumplidas, la invasión de Ucrania es una huida hacia adelante y hacia ninguna parte, porque está dejando a la vista de todos los problemas de una supuesta gran potencia para conquistar un país que esperaba subyugar en tres o cuatro días.

¿Hacia dónde va el mundo en términos económicos?

Soy optimista. Gran parte de la población mundial vive hoy mejor que a principios del milenio. El crecimiento de países como China, Kazajistán, Azerbaiyán, Mongolia y Etiopía ha sobrepasado todas las expectativas. A la India, Bangladés y los países del centro y el este de la UE no les ha ido tampoco nada mal. Y no hay nada que impida que este progreso que afecta a gran parte de la población mundial se siga produciendo. Pero no hay que olvidar que, según el Informe del McKinsey Global Institute de este año, hoy en día 643 millones de personas viven en regiones cuyo PIB per cápita es menor que en 2000. Estas regiones pertenecen a un total de 134 países, por lo que hay muy pocos países que se libren de tener regiones problemáticas. La mayoría de estas regiones en declive están en países menos desarrollados de África [Libia, Sudán, Somalia, Madagascar, Zimbabue, Mali, Guinea, Liberia] y América Latina [Brasil, Argentina, Ecuador, Venezuela, Guatemala, El Salvador, México]. Pero los países más desarrollados también están afectados. La falta de dinamismo económico es un problema importante en Japón y en partes de Europa como Grecia, Italia y el norte y este de Francia. En España este problema es menor, pero también existe.

¿Fue un mal negocio para el Reino Unido salir de la UE?

Fue un negocio desastroso. Los peores presagios de los análisis económicos se han cumplido al pie de la letra. Dar la espalda a tu principal socio comercial, con el que existen importantes vínculos económicos y sociales, no es una gran idea. El Reino Unido es actualmente la gran economía mundial con peor trayectoria. El país no se ha hundido en el Mar del Norte, pero muchos de sus servicios están colapsados por falta de personal y muchos de sus negocios ahogados por el aumento de unas barreras y una burocracia innecesarias.

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